sábado, 18 de octubre de 2014

"Madurar; hacia la automatización neoliberal"



Regularmente, se habla de “Madurez” como si fuera un concepto universal e inofensivo. No obstante, basta hacer el simple ejercicio de preguntarle a alguien qué quiere decir exactamente con "Madura/Inmadura" cunado lanza  frases,     -por otro lado muy atinadas y definitivamente entendibles-, como: ¡No es/era lo suficientemente madura! ¡Necesitamos esperar a que madure!, ¡Evidentemente es una inmadura! ¡Por favor, que ya madure! ¡El objetivo primordial de la vida es Madurar!, etc. para notar, que irónicamente se trata a su vez de un término versátil y fundamentalmente feroz  y dañino, pues ha sido perversamente delimitado por la Moral Neoliberal Capitalista.

La Psicología, por ejemplo,  alude, de modo indirecto o directo, pero constante a la “madurez”. De hecho, se ha convertido irremediablemente en un factor que determina la sanidad, la estabilidad o la normalidad psicoafectiva. Poniendo en evidencia, ni más ni menos, cómo ésta también ha sido coaptada por dicha moral neoliberal capitalista. La cosa es aún más delicada cuando, en nombre de su expertiz científica, la Psicología se autoconcede el lugar de Juez y así mismo, coopera y abona a crear más y más requisitos que satisfagan la voracidad que le caracteriza a dicha moral.

Siendo así, pensemos en el caso de aquellas personas que rondan los 30 años (pocos más o pocos menos), si éstas desean gozar de tan anhelada y prestigiosa "Certificación Social", deberá cumplir al menos con el 80% de la siguiente interminable lista de cotejo:

Casarse o al menos lograr tener y mantener una relación estable, ejercer la paternidad o maternidad, es decir, procrear o adoptar, ya si no un hijo, de perdida una mascota o, ya en el peor de los casos, una planta, pero hacerse responsable de un ser vivo otro. Ser productivo  e insertarse al mercado laboral, lo que significa volverse un empresario de sí mismo así como consumir. Vestirse y comportarse “de acuerdo a su edad”,-lo que sea que eso quiera decir-, muy probablemente signifique, disfrazarse de mujer u hombre cool, ejecutiva, éxitosa, competitiva, obviamente, con sus respectivos accesorios que van desde el coche, pasando ineludiblemente por el cuerpo, hasta los aretes o el reloj. Y una vez, acatada la orden del outfit, performancearlo en los espacios públicos, por supuesto establecidos de modo predeterminado, para la gente de “su edad”, aunque, tampoco se sepa bien a bien que es eso que todos entienden “acorde a su edad”.


También logra lo imposible, pues funciona eficazmente como fulanita multitask, pues se capaz de concretar las hazañas más increíbles, como por ejemplo, por la mañana lucir ultradeportista cool después de haber dormido sólo tres horas, dominando las habilidades de la omnipresencia gracias al hiperaprovechamiento de la tecnología, osea, whatsapeando, en videoconferencia y conduciendo hacia la escuela de los hijos, escuchando en la radio un programa de gestión y aprovechamiento del tiempo llamado “róbale tiempo al tiempo; sí se puede”,-todo ello lo logra gracias a otro curso de Inteligencia en la que aprendió a atender eficazmente hasta 5 tareas a la vez-. Del mismo modo, de vuelta a casa o a la oficina, se repite la escena multitask, para finalmente, llegada la hora del encuentro con Morfeo, charlar con los hijos, el marido y su autor favorito, no sin olvidar el sexo, -ya ven que es super super importante para la salud física y emocional-, para que al cabo del día le queden tres horas de sueño que deberá aprovechar al máximo. No obstante, si se siente estresada, por semejante jornada, cuenta con su gotita, pastillita o tantra de su preferencia para lograrlo. 


Por otro lado, la imagen de nuestro ideal de Persona Madura se asemeja mucho más a un Rambo Psíquico que a un sujeto sensato y sereno, ya que si trabaja en la bolsa y se desploma el mercado, se mantiene cool; que si su rollo es la medicina y se le muere el paciente o es residente y está haciendo su especialidad y por lo tanto trabaja en el IMSS 34 horas seguidas, se mantiene cool; si es abogado y acaba de hacer la tranza de su vida, se mantiene cool; si es narcopolítico y acaban de rafaguear a su familia o éste a unos civiles, se mantiene cool; si es psicólogo y acaba de estigmatizar, dicho de otro modo, diagnosticar y dopar a sus pacientes, se mantiene cool. Y finalmente, cuando todos y cada uno de los zombies maduros frente a la matanza de Ayotzinapa, el caos psicosocial que suscitó Odile en Baja California y demás terroríficos acontecimientos, nos mantenemos cool.

Ya por último, no porque la lista se agote sino simplemente por falta de espacio, digamos que otro de los requisitos indispensables para llevarse la medalla de oro en esto de la Madurez, consiste en desterrar, todo rastro de diversión o placer ocioso, debido a que las "actividades productivas” no se llevan bien con ese otro tipo de actividades en las que la regla es la lentitud, la despreocupación, la desfachatez, la irreverencia, es decir, en las que la lana y, por lo tanto, la economía, pasan a segundo término. Y si por error o rebeldía conciente, se le ocurre, dentro de las mismas(actividades productivas), pasarla bien o distraerse en insulseces, deberá recordar, -como bien lo aprendió con el programa de radio-, que aprovechar el tiempo, significa no perderlo en actividades meramente recreativas o contemplativas, o cualquiera que no impliquen una inversión, que no sean redituables económicamente, pues para eso ya fue niña, adolescente y pronto será vieja, es decir, por un rato ha logrado desmarcarse de esas etapas inutiles e improductivas y como finalmente volverá a ella, es preciso aproveche el poco tiempo que le queda.

Hoy por hoy, pareciera que acreditará el riguroso examen, quien no sólo tome la vida en serio y se comporte con rigurosa formalidad, lo cual significa, no otra cosa, que adaptarse sin problema alguno a las demandas implícitas y explícitas de su sociedad neoliberal, independientemente de que ésta sea un verdadero y rotundo absurdo. Es curioso que el ideal, en tanto ser maduro, se asemeje mucho más al Autómata Huxleyano que a un "Homo Complexus" como lo ha señalado Edgar Morin.


viernes, 5 de septiembre de 2014

Si lo que no hay es cultura, no se preocupe, le ofrecemos un Maravilloso Mundo de Fantasía






¿Qué gran peligro se avecinaría entonces? Entonces, junto a la más alta y eficiente sagacidad del cálculo que planifica e inventa, coincidiría la indiferencia hacia el pensar reflexivo, una total ausencia de pensamiento. ¿Y entonces? Entonces el hombre habría negado y arrojado de sí lo que tiene de más propio, a saber: que es un ser que reflexiona. Por ello hay que salvaguardar esta esencia del hombre. Por ello hay que mantener despierto el pensar reflexivo.
Heidegger Martin “La Serenidad”


Súbitamente, -de qué otro modo podría haber sido-, tomo conciencia de que llevo ya un buen rato fantaseando tener poderes sobrenaturales. Sí, así como los de los x´men, siempre imagino que estas capacidades me dotan, cual héroe de comic, o mejor dicho, me colocan en la posibilidad de  remediar, desde mis angustias más pránganas hasta la paz, justicia y armonía social.

O bien, me descubro anhelando me llegue, así como por arte de magia, la suerte, la fortuna. Invoco al genio de la lámpara maravillosa, al hada madrina, incluso, mi desesperación llega a tal extremo a veces que, debo confesar, hasta me imagino me aborda, así casual, algún tratante de órganos dispuesto a corromper mi alma, y ¡saz que me llega al precio!. Y así, con un simple movimiento de varita mágica, sea la magia de los cuentos o una cifra considerable depositada en mi colchón(en el banco no, porque Hacienda se quedaría con la mitad de mi lana y ya bastante caro la habré pagado), respectivamente, mis deseos se hagan realidad.

Al decir que tomo conciencia, me refiero a que, para bien o para mal, creo (porque bien podría ser una mera ilusión debido a que quien se halla absorto en sus fantasías, difícilmente está a su vez en condiciones de poder ver más allá, fuera de, ellas) ver las implicaciones de mis fantasías.  


Debería, entonces, decirlo del siguiente modo: Cuando tomo conciencia, es decir, cuando me "salgo" de mis fantasías, como si tomara cierta distancia, y disque puedo ver un poquito más allá de éstas, es cuando logro al fin, pensar  mis fantasías, es decir, observarlas, voltearlas, girarlas, contemplarlas como si tuviera todo el tiempo del mundo, alejarlas y acercarlas para mirar exhaustivamente sus detalles y vericuetos, y definitivamente sentirlas, vivirlas, en el sentido de percibirlas con todos mis órganos sensoriales y por supuesto con mi ser, mis emociones, mi cognición.

Siendo así, lo primerito que elucubro, y que es sumamente evidente, por ejemplo para tí que desde los 2 primeros párrafos lo pudiste deducir y probablemente lo pensaste mientras seguías leyendo, es que eso que llamo anhelos y fantasías no son más que un claro síntoma de mi infantilería. Sin embargo,  no me voy a detener para enfatizarlo, ¿no te parece obvio por qué no lo hago? Suficientemente embarazoso ya me resulta ventilar aquí mis ocurrencias, que, siendo benévola, rayan en la megalomanía, porque por otro lado, no sería más que una clara declaración de mi tendencia a la huevonez. Incluso, por su parte, los psicólogos y su veredicto final (diagnóstico), no dudo ni tantito, me clasificarían prontamente: -Esta mujer padece un trastorno caracterizado por un pensamiento  marcada y peligrosamente inmaduro. Peligroso para el sistema capitalista claro está.

Y como no me interesa aderezar mis frustraciones, siendo que la vergüenza ya es ineludible, con el diseño de mi etiqueta personalizada de esos pseudoexpertos de la mente, que estigmatizando o mejor dicho patologizando toda ocurrencia humana creen que ya hacen psicología, me dispongo a proseguir, con lo que pretendo hacer aquí: PENSAR mis "Delirios de grandeza"

Pensemos pues, la primer Fantasía: “gozar de poderes sobrehumanos”: ¿En qué momentos es cuándo ésta fantasía, deseo con todas mis entrañas, se hiciera realidad?
Cuando, en cada espacio, principalmente público aunque en ocasiones también sucede en lo privado, topo con la irrevocable certeza de que este mundo está al revés, que el absurdo es la constante, como  criterio de operación y funcionamiento, del engranaje de la estructura social. Por ejemplo, cuando acudes al IMSS porque tienes un esguince de segundo grado y, después de 3 días de espera y trámite burocrático, te dan cita en Neurocirugía para dentro de 30 días, de modo tal que el especialista que te reciba por primera vez, revisará los estudios de hace un mes. O cuando pretendes, en Agosto del 2014, hacer una cita para una especialidad y te informan que ya no hay citas, sino hasta Febrero del 2015, para que te reciba uno de los dos neurólogos que atienden a toda la población queretana. O cuando, después de haber estado esperando 5 semanas, tu fecha de operación, sin mencionar que durante dicha espera has percibido sólo el 40% de tu salario (pues así lo marca la Ley, cuando el accidente no aconteció en horas o espacios laborales), y entonces al fin llega el día de tu operación, y el doctor, sin ningún argumento lógico te dice que simplemente no te opera y mañana te presentes a trabajar con la rodilla destrozada. O cuando crees que el viacrucis de un día por el seguro social, al fin ha terminado y llegas a tu casa, y por azares del destino, o tal vez porque Dios sí existe y te acompaña, aunque en realidad es porque tu morbosidad te salva, y al insertar el disco de tus rayos x´s en tu computadora, te das cuenta que dichos estudios son de las costillas de un Fulanito Pérez y no de tu columna y cuello. O llegas a la farmacia del IMSS con una orden autorizada previamente por Jefatura y te retachan, pidiéndote, adicionalmente una receta, subes nuevamente con tu médico familiar y éste te indica bajes nuevamente a preguntarles si la receta la desean hecha a mano o  impresa en computadora.

O cuando prendes tu Computadora o enciendes la TV para leer o escuchar las noticias de la semana y te enteras que la explanada del zócalo ha sido utilizada como estacionamiento privado para la bola de pránganas que asistirán al Informe de Gobierno de tu (que conste que dije tu y no por cuestiones de correcta redacción, sino porque definitivamente, me es imposible decir mi o nuestro presidente) presidente y su speach excede los límites de la demagogia rompiendo el umbral de la indignación, es decir cuando El Copetes, con pose  orgullosa y sobre todo, con mucha dignidad,  actúa un performance cínico en el que se jacta de participar, mediante sus estrategias reformistas, de un ¨México que se está Moviendo”.
O cuando te enteras que los derrames de petróleo siguen a la orden del día y la contaminación a diestra y siniestra de nuestro mundo natural se caracteriza por una investigación, por parte de las autoridades para sancionar a los responsables, irremediablemente intrascendental. O cuando, después de contar con todas las pruebas para demostrar la red de trata de blancas y prostitución por parte de un partido político y, estas mismas autoridades, declaran que no se cuenta con los elementos suficientes para sancionar a dicho partido. O cuando se anuncia el proyecto de un Aeropuerto que costará una cifra realmente estratosférica. O cuando se siguen difundiendo con total impunidad los casos de pederastia en nuestra bienaventurada clase religiosa. O cuando 
platicando con tus cuates te das cuenta que desde hace cinco años sigues percibiendo el mismo salario, pese a que el precio del gas, la gasolina y en general todos los productos de la canasta básica continúan subiendo. Y frente a semejante encontronazo con esta realidad, te dicen, pues por eso, necesitas trabajar más, chingarle más, limitarte más, es decir, que quien tiene que resolver esa circunstancia “política o social” o como le quieras llamar, no es el Estado sino tú, tú eres el último responsable de la precariedad laboral. O cuando te percatas de que la misión y visión de la mayoría de las, antaño llamadas casas de estudio, porque hoy son empresas y no otra cosa, consiste en producir objetos llamados profesionistas que estén dispuestos, pero sobre todo atrofiados de una capacidad crítica de pensamiento, a insertarse sin chistar, o peor aún, bajo la mentalidad de la competitividad y la eficiencia, al mercado laboral.

Habiendo descrito, detallada pero sobre todo sentidamente espero, esos momentos en los que me hierve la sangre y pido al Universo me transforme en una super x´woman para combatir los ejes del mal. Me es necesario también, para poder seguir pensando esta primer Fantasía, articularla con la segunda, pues esta últma difiere, sólo en un elemento, de la primera: no sería yo, sino un ser supremo quien venga a “poner las cosas en su lugar”.

Siendo así, pensemos: ¿Por qué recurrir a la fantasía del poder sobrehumano y/o a la Magia ante los avatares y vicisitudes de la vida cotidiana? Y ¿Qué significa “poner las cosas en su lugar”?

Vaya preguntas, supongo, las respuestas podrían, de hecho merecen trabajarse durante largo rato, y difícilmente se conteste de una vez y para todas, mucho menos atinado sería pretender contestarla en este textito. No obstante, ahí te van algunos puntos que se me ocurren, bueno a mí no, más bien recupero algunos puntos que he leído y creo pueden ir sentando las bases para pensarla.

Comencemos con lo que Fernández Chrisltieb dice respecto a la Tragedia Contemporánea: “Tal vez la tragedia de la época contemporánea, esa tragedia que se llama desánimo, desgano, descorazonamiento, desaliento, hastío, aburrimiento es por el hecho de que los pensamientos que se producen son muchos y pueden ser verificados y correctos, pero no creídos, no habitados, y por lo tanto uno está ausente de ellos, porque se le ha enseñado a pensar con pensamientos que son objetivos, que son, ni duda cabe, cada vez más inteligentes. Sin embargo, estos pensamientos no pueden ser sentidos, y eso se siente feo, y este sentimiento antiestético es parte de nuestra cultura contemporánea, que cree que cuando se piensa no se siente nada, y eso duele, y hasta mata. (Fernández 2011 pg. 50)

Hagamos lo siguiente, supongamos, esas dos “Fantasías” que te he dejado claro son propias, también las sienten o piensan otros muchos tantos sujetos, es decir, se trata de una Fantasía Colectiva (como experiencia compartida entre la gente).  Y a su vez,  admitamos que éstas son “la consecuencia” más concreta de ese hastío, desánimo y desaliento del que habla Christlieb. Siendo así, esas dos ocurrencias de la gente: Que un ser supremo dote a un humano de poderes sobrenaturales para componer o enderezar esta realidad, absurda, obscena, cínica, al revés, O bien, que dicho ser supremo conceda tales deseos en nombre del susodicho quejoso.

Siguiendo a Christlieb, podríamos decir, que dicho hartazgo, tiene que ver con un asunto de ausencia de Estética en la vida, es decir, que la bola de expertos inteligentes andan produciendo mucha mucha información, pero sobre todo cifras de esta nauseabunda realidad. No obstante, y he ahí el gran gran detalle; pocos, si no es que ninguno, se detienen, se toman el tiempo, de sentirla y/o pensarla. Es decir, pareciera que se “resuelven las problemáticas” sin siquiera haber comprendido dicha problemática, debido probablemente a que se tiene mucha prisa, o que el tiempo corre con urgencia, porque es valiosísimo, es decir, no se puede perder el tiempo en reflexionar la situación porque se debe dar solución a ésta, independientemente de que apenas, someramente se sepa a qué, o de qué se trata eso, a lo que precisamente se está respondiendo con las estrategias implementadas.

Ahora bien, ¿en qué consiste esa “mucha muchísima información” que ya se produce? Pues en este caso, me parece a la creación de “estrategias de intervención”, siendo la más socorrida, la del tipo “Manual de Operación”, es decir, en el caso del sujeto desanimado, se le enjareta, en casos extremos se le obliga, a acatar las normas o llevar a cabo los x´s pasos de los famosísimos libros de superación personal. En el caso de  la obsolescencia y negligencia del trato al derechohabiente en el IMSS, por más que le pensé, no logro encontrar siquiera estén implementando alguna estrategia, tal vez, por no dejarlos tan mal parados, digamos que han obligado al personal a seguirte tratando con la punta del pie, pero llamándote “Madrecita”, “Padrecito” o “Mijo o Mija”. En el caso de la precarización laboral, la disfunción del sistema educativo y para frenar la aniquilación de nuestros recursos naturales, se han llevado cabo una sarta de reformas insulsas, frívolas, corruptas, infectas, por parte de aquellos que detentan el poder. Pura respuesta inerte, vacía, superflua, insustancial, intrascendente, ponzoñoza, capitalista sin duda alguna.

Con todo lo anterior, me parece, poco a poco vamos logrando dar cierto sentido lógico a “esas fantasías”, que en un principio sonaban disparatadas, signo insensatez y sobre todo de holgazanería e infantilismo.

Estamos frente una situación (tragedia) de magnitudes colosales.  Por su parte, Bauman, citando a Roland Munro, en su bien conocido libro Vida de Consumo, señala que la Melancolía hoy día, “describe no tanto un estado de indecisión, una vacilación entre un camino u otro, sino más bien la tendencia a alejarse de esa encrucijada, abstenerse de la división misma, como una especie de desapego a todo y nada específicamente” (Bauman 2007)

Pero ¿por qué ocurre esto? ¿Por qué este desprendimiento del sujeto con los, anteriormente sus entrañables, objetos? Entiéndase como objeto, -en este ensayo-, sus propias sensaciones, emociones, vicisitudes, encrucijadas, frustraciones y fantasías. Pues, como lo he venido señalando, “la fantasía de la x´woman o el genio de la lámpara, son lo que estamos intentando pensar. Y dicha fantasía, entraña, por un lado un extrañamiento del sujeto consigo mismo, y por otro lado, pero al mismo tiempo y por la misma razón, con su mundo circundante, con su realidad.


Siguiendo a Bauman, formamos parte de una cultura[i] de consumo, donde los individuos, que no sujetos o la gente, se forman y conforman desde y dentro de un espacio social mercantilizado, de tal modo que el slogan “Elijo comprar, luego existo” se transforma en un hábito que lo constituye,  pues lo ha aprendido e interiorizado desde siempre, pues éste es el pensamiento de su cultura, y como señala Verónica Urzúa “La Cutlura es “Esa vida más grande y más intemporal dentro de la cual vivimos las nuestras, más pequeñas y más preocupadas” (Citado por Fernández 2011, pg. 270) o como dice Fernández “Cultura es la fabricación de un sentido de la vida que la vida no tiene…la cultura es aquello que hacemos para entretenernos mientras nos morimos” (Fernández 2011) Y lo que hacemos hoy día para entretenernos mientras nos morimos es acatar las leyes del Marketing: el individuo está constreñido a “reciclarse bajo la forma de bien de cambio, vale decir como producto capaz de captar la atención, atraer clientes y generar demanda” (Bauman 2007) estrictamente hablando, el individuo, en su calidad de “ser que elige”, vale decir “libre”, inevitablemente está condenado a asumir la responsabilidad absoluta de su “capacidad emancipada de elección”.  Siendo así, el porvenir del individuo, al interior cultural(consumista) resulta devastador, debido a su inminente cosificación, ya que uno de los imperativos por excelencia consiste en que dicho individuo debe transformarse en producto y como tal debe tratar, no solo al otro, sino a sí mismo, de tal manera que su lema, por ejemplo frente a sus frustraciones, es la misma que frente a sus objetos de consumo: adquiera-acumule y al mismo tiempo, elimine-reemplace, pues el “síndrome consumista es velocidad, exceso y desperdicio” (Bauman 2007)

Te comenzarás a preguntar, todo esto qué tiene que ver con la pregunta… Mucho, porque éste este campo de cultivo(cultura de mercado) es donde germina el individuo, un sujeto condenado a la soldad más radical, porque en su cualidad de ser libre(léase con todo el sarcasmo que le sea posible: “Ser Libre”, incluso ríase a ver si así entiende algo de ésta patética frase con la que las cosas-productos-individuos hoy se regocijan en los templos de consumo), con poder de elección de consumo y finalmente erigido como un producto sumamente atractivo(para ser comprado-consumido y prontamente reemplazado claro está) Inevitablemente, se halla única y exclusivamente consigo mismo, como ser autorreferencial, responsable último de sí mismo, debido a que incluso el Estado (referente Otro, al cual podría apelar, en su calidad de sujeto, pero como ahora ya no lo es, pues se mira y conceptualiza como individuo, y solamente le queda salvaguardarse bajo el amparo de una retorcida ficción de libertad y autonomía), dicho “Estado en su conjunto, incluidos sus brazos ejecutivo y judicial, se convierte en ejecutor de la soberanía de los mercados…No es el Estado, ni siquiera su brazo ejecutivo, el que está siendo socavado, erosionado, desangrado hasta su desaparición, sino la soberanía del Estado, su prerrogativa la línea entre incluidos y excluidos y de otorgar el derecho a la rehabilitación y futura readmisión” (Bauman 2007)

Así, este hombre o mujer, en el exilio, en el limbo de la individualización, cree fervientemente, de hecho, lo asevera con total certeza, que debería estar en sus manos, aunque irremediablemente, en su día a día se encuentra con “lo real”, esto es: que, definitivamente no está, ni jamás ha estado, exclusivamente en sus manos, ni en su sociedad, ni en Dios, ni en el Estado, ni en sus rituales, ni en su cultura, ni en sus costumbres, ni en sus hábitos, en ningún lado, sea abstracto o concreto, el responsable último de sus frustraciones.

La cosa está en que, antes, había posibilidad de lidiar, salir avante, ingeniárselas con esa realidad, porque si bien, no estaba en ningún lado, irónicamente, se hallaba en todo, en el devenir cotidiano, en las cosas, en la cultura, en las costumbres, en los pensamientos, en las emociones, porque se trataba de un sujeto, es decir, de un ser compenetrado, fusionado con su cultura, de un ser culto[ii]. Christlieb lo explica inmejorablemente:  “lo que constituye la realidad no es ni el alguien ni el algo sino lo que queda en medio, la relación o la interacción entre sí mismas, no sus antes ni sus después, no sus sustratos ni sus efectos, y que no es ciertamente algo que pueda ser tocado o visto de modo obvio, mucho menos medido y comprobado, sino que se parece más bien al aire del mundo, al ambiente de la vida y que, de hecho, constituye la realidad originaria de la cual van a surgir los objetos, las ideas, las personas, las situaciones, los acontecimientos y todo lo demás” (Fernández 2011) Y esa realidad originaria, es de la que se ha desprendido, no sé, espero no de modo irreversible, pero por el momento se ha “desujetado” y se ha transformado frankesteikamente en un ser individual.

Finalmente, tratemos de definir que es “poner las cosas en su lugar”, que el sistema de seguridad social, específicamente el IMSS, al usar correctamente los recursos, cuente con instalaciones apropiadas para dar respuesta oportuna a las demandas de la sociedad, que opere bajo políticas que a su personal no le sea tan difícil brindar una atención humana. O que las Escuelas sean un espacio de construcción del conocimiento y no una fábrica especializada en, diría Dufour, el “arte de reducción de cabezas”, donde se privilegie la capacidad de pensamiento reflexivo[iii], donde los alumnos y docentes no sean tratados como productos en vías de comercialización y como productos ejemplares de adquisición, respectivamente pero en ambos casos, objetos que carecen de dignidad o ética. O que los políticos hagan lo que deben hacer, legislar, promover y viabilizar el “movimiento” de la sociedad para y por el bien colectivo, ecológico y cultural. O que nuestro sistema de Justicia, ejerza su autoridad, limitando, demarcando y sancionando la conducta ilícita, pero que primeramente defina, en base a otro referente que no sea el Capital, qué es eso que se llama “Justicia” y por ende sus lineamientos operativos.

A estas alturas, he pasado de ser la “berrinchuda” o “delirante de grandeza”, a una mujer que lo menos jodido que puede inspirar es ternura, y peor aún, no de la que siente Galeano cuando que se ve a un chiquillo jugar con un balón, sino de la que se siente cuando escuchas a alguien “soñar despierto” anhelando, por ejemplo, la paz mundial, habitando un mundo abstracto, ideal, mejor conocido como Fantasía. Así que, no me digas que, todavía no te queda claro por qué, pareciera sólo un xmen o un ser supremo puedan hacer realidad mis/tus/nuestros deseos.

Ahora sí, ni tan descabellado, ni loco, ni huevón, ni infantil, parece andarle pidiendo al Genio, el Hada o la Mafia, vengan a resolver lo que ni el individuo, ni la sociedad(los expertos y el Estado) pueden ya hacer.





[i] La Cultura no se hace de la nada, sino que se hace con lo que se tiene a la mano, sillas, ojos, cosas. …La Cultura es un pensamiento exterior. El espacio, los lugares y las cosas son cultura…todos los objetos externos, con los que incluso, están hechas las imaginaciones, las alucinaciones y hasta los individuos mismo …(Fernández 2011)
[ii] Alguien “culto”, esto es,  no alguien erudito, sino alguien que está dentro del pensamiento del mundo (Fernández 2011)
[iii] Vease http://www.heideggeriana.com.ar/textos/serenidad.htm

domingo, 18 de mayo de 2014

Las Pesadillas; hacia una nauseabunda experiencia




Si bien, coincido con la teoría psicoanalítica de la formación de los sueños: que la condensación y el desplazamiento, que la puesta en escena desfigurada de lo inconsciente, que son materia prima invaluable para trabajar en análisis, etc. Hoy me gustaría hablar de lo que se siente soñar, pero no hablo de cualquier sueño, sino de un tipo particular: La pesadilla, esa experiencia asquerosísima en la que todos nos hemos encontrado sitiados mínimo alguna vez.

Una pesadilla es algo así como irrumpir con toda la violencia tu andar en Hypnos´s Land [i] (Mundo de los Sueños), sí porque cuando dormimos, pues no sé si tu alma, tu espíritu, tu lo que sea que seas, o como prefieras llamarle al “ser que duerme”, andas muy campante por donde sea que andes, campante así como cuando de niña brincabas levantando un pie y dando un brinquillo hacia delante y luego con el otro y así sucesivamente, -¿si te acuerdas cómo, no?-, Sí, ese ir, entre corriendo y brincando, sin prisa, que a leguas denota esa felicidad exclusiva de la infancia. Bueno, pues estar dormido, soñando o no, pero no una pesadilla, es como una forma muy similar a esa que de chiquillos se iba por la vida: plácidamente vaya.

Como te decía, una maldita pesadilla comienza precisamente así, tal vez no siempre logres recordar lo que le antecede, pero segurito que esa maquiavélica sutileza, que con toda la sigilosidad con la que desapercibidamente va aumentando la angustia y la toma de conciencia de cómo ese “andar” se ha transformado en un auténtico malviaje, hace irrefutable deducir que antes de “estar ahí”(en la pesadilla) estabas tranquilamente en la nada o en el “dulce sueño” al que te habías encomendado al irte a la cama.

Antes de seguir, vale la pena aclarar que cuando digo que “tomas conciencia de que se trata de un “malviaje” no significa en absoluto que seas capaz de discernir entre la Realidad (Vigilia) y la No realidad (o mejor dicho la realidad onírica), me refiero solamente a que eres capaz de percibir y sentir, las asquerosas emociones de la Pesadilla, porque por el momento no hay quién, obviamente menos tú, para dar cuenta de que estás soñando, por el momento no hay duda alguna de que esa es “La Realidad”.

Evidentemente, la cosa no acaba ahí, de hecho apenas comienza, porque pareciera que quien se ha apoderado de tí es el mismísimo Ikelos, mejor conocido por los humanos como Phobetor [ii]. Sí, la angustia es la marca certera, es indudable, ahora te hallas en los dominios del poderoso vigilante y patrocinador del terror, quien te arrastra con la potencia de un digno Dios del Inframundo.



Ahora bien, ¿A dónde nos vemos arrastrados sin piedad alguna cuando estamos dentro de una Pesadilla? No se me ocurre mejor palabra que defina ese lugar: “La Oscuridad”. Se me figura como si la experiencia fuera algo así como encontrarse dentro de un pantano, sometida a la voluntad de las fuerzas de las profundidades, desconocidas e inimaginables, por ello es absolutamente inútil resistirse; son incombatibles. La derrota es inminente e inevitable. Porque incluso despertar no implica triunfo alguno, simplemente, por ésta vez volviste a escapar de sus tentáculos, pero habrá otra ocasión, eso es indudable, ineludible incluso.

Mientras acontece dicho Mal Viaje, más pareces un muñeco de trapo que un humano racional, pues no sólo eres incapaz de notar que, si bien es una realidad, no es la misma que la de hace un rato, aquella en la que tienes tu trabajo, tus pendientes, tus preocupaciones, tus actividades cotidianas, tus lazos sociales, tus hobbies, tu raciocinio, tu fuerza de voluntad. Esas fuerzas oscuras te agarran y juegan con tu cuerpo y mente a su antojo, estás en su territorio, su dominio, tú y tus jactancias de homo sapiens, homo faber dan risa.

Ikelos muestra nula piedad, más parece gozar: a mayor angustia, mayor goce. Siempre triunfa. Se divierte, le complace, nuestras pesadillas son el Coliseo y él el Emperador. Pero la diferencia entre un gladiador  y tú es que aquél sabe que la muerte le espera en el Mundo real, al menos el Mundo Diurno,  mientras que tú no dudas de esta realidad alterna que se ha fabricado a tu medida, sea quien sea que represente tus peores y más aterradores miedos, -la situación imaginaria es intrascendente-, Ikelos te conoce bien, y lo aprovechará a su antojo.

Ahora bien, comienza la recta final, ya te sabes angustiado, ya la estás pasando del asco, entonces empiezas, por diversos métodos y medios a intentar escapar, pero la verdadera salida implica NO creer en ésta realidad, dudar y por tanto, muy probablemente despertar. A cambio tú utilizas toda tu energía en “resolver la situación”. Ésta sería la mera esencia de la Pesadilla, pues hablamos del Tiempo, de la forma en la que transcurre el tiempo en ese espacio porque esa recta final parece eterna. En tus pesadillas, esas leyes –de éste otro mundo que llamamos realidad conciente- donde el tiempo, según, es medible y atrapable, se diluyen, bien puedes haber pasado días enteros o unas horas en ella(en la Pesadilla) y haber estado dormida una hora o unos minutos.

Finalmente, y lo único reconfortante del monumental mal viaje podría estar en que tarde o temprano despertarás. Se dice que el momento climax de angustia es cuando despiertas. Podría coincidir con dicha hipótesis, no obstante, independientemente de ello, lo que también es un hecho irrebatible, es que tú regresarás a Hypno´s Land y en una de esas su hijito Ikelos vuelva a tomar las riendas de tu estancia en aquellos lares.

Sé que no hablaría desde el psicoanálisis, pero pues ya sabemos que eso me es prácticamente imposible. No puedo concluir de otro modo: ¿Quién es el autor intelectual, la omnipotencia de tus pesadillas, un Dios llamado Ikelos o tú mismo, es decir, nadie más que tu propio inconsciente…?




[i] http://ss-the-lost-canvas.webnode.com.ar/personajes/dioses/
[ii] http://ss-the-lost-canvas.webnode.com.ar/news/ikelos/

lunes, 14 de abril de 2014

....Una deficiencia; una memoria extraordinaria







Si bien, no es una cualidad exclusiva, ni mucho menos especial, es decir, no me convierte en “La privilegiada”, pues como a la mayoría de la gente, mi memoria me juega chueco y en ocasiones demuestra más sus limitaciones que su potencial, comienzo a reconciliarme con la deficiencia que me aqueja desde que fui niña. Mi memoria episódica, esa que según, dicen los expertos tiene que ver con los lóbulos temporales y no sé qué tanta patraña,  ésa que se encarga de almacenar y recuperar la información, particularmente los hechos, por ejemplo las fechas y acontecimientos de la vida cotidiana, salvo en los casos extraordinarios como lo es el de mi Padre, quien una vez me explicó que para él “hacer memoria” era un proceso tan simple como, cito sus palabras literalmente: -Para mí, es fácil, simplemente es como si acudiera a mi archivo de videos mentales, seleccionara uno y simplemente le pusiera “Play” y con ello fuera capaz de “mirar mentalmente” el hecho que deseo compartirle a mi interlocutor o a mí mismo,  -¿Por qué no me heredó esos genes caray?-,  como te decía, salvo casos extraordinarios, al igual que el grueso de la gente, en mi caso marcadamente, esta capacidad de evocación es prácticamente defectuosa.
Si mi memoria se encontrara en óptimo estado, la evidencia irrefutable consistiría en que fuera capaz de recuperar detalle a detalle lo que  ocurrió en determinado tiempo-espacio de mi vida, sin embargo, siempre lo he sabido, funciona de modos realmente particulares (excelente eufemismo para no decir que está atrofiada) pues me es realmente difícil, en ocasiones imposible, recuperar “datos duros”. El autor o detalles del libro que han cimbrado mis pilares epistemológicos, el director de mi película favorita, el nombre de la rola que me fascina, el cumpleaños de alguien a quien quiero un montón, alguna frase que me ha cautivado de un escritor, el chiste que contó mi Carnal en la comida familiar, etc. Espero quede claro, que nada tiene que ver con mi concentración, con lo mucho o poco significativa que haya sido la experiencia, precisa e irónicamente, porque recuerdo perfectamente que lo fue, es por lo que me resulta realmente frustrante no poder “mirar mentalmente mi video” del hecho. Así que, el que sepa que fue trascendental para mi vida, poco importa, pues de ninguna forma logro atrapar el recuerdo con nitidez. Siendo así, podemos ir construyendo una hipótesis: el funcionamiento de la memoria, no obedece, de modo exclusivo a elementos cognitivos como la concentración y la atención, pareciera que factores de mayor relevancia participan y condicionan el funcionamiento de nuestra memoria. Sí, obviamente, pienso en los estados anímicos y lo inconsciente.
Ahora bien, te decía que comienzo a reconciliarme con dicha discapacidad porque, pese a propinarme sendos malviajes de frustración, así mismo, me ofrece vivir las presentes y futuras experiencias de un modo casi inédito, en el sentido de que tal o cual vivencia puedo apreciarla como nueva, precisamente porque pareciera no haber registro anterior (recuerdo) con el cuál compararla. No exagero del todo, ni mucho menos miento, cuando me refiero a “una experiencia inédita”, incluso no descubro ningún hilo negro, -lo sé-, la filosofía ya la ha dicho, es una realidad irrebatible  que toda experiencia, estrictamente hablando, por acontecer en un momento-espacio único, absoluta y completamente distinto es NUEVA, por lo tanto, jamás, así se asemeje en demasía a otro hecho pasado, nunca se vuelve a vivir una experiencia de modo idéntico.

En mi caso. esta sensación constante, -ficticia tal vez; real indudablemente-, de vivir la presente o futura experiencia de modo inédito, irónicamente es posible gracias a esa/mi Deficiencia, es este mal funcionamiento lo que la hace posible.

martes, 11 de febrero de 2014

-¡Sí Pareja, en efecto, se hacía un 15! ¡No, tengo todo bajo 22!

  "Sólo queda esperar que la fuerza de inercia de la destrucción del sujeto que se practica en la vida contemporánea se detenga al menos en quienes aun se permiten formular dudas y sostener preguntas..."  
  Silvia Fendrik y Alfredo Jerusalinsky



Voy caminando, como suelo hacerlo, en la abducción total de mis pensamientos o bien en la fascinación ante el paisaje, como sea, voy en el limbo. Regularmente, ando a pie por Av Universidad, ¿a poco no quedó lindo el pasaje peatonal que acompaña el Río?. Me encuentro con variedad de árboles, mi favorito debo confesar, es el sauce llorón. 
Creo que la paso mejor al volver pues, pese a que parece que es el momento preciso en que Tonatiuh está de peor humor y pretende rostizarnos, tal vez sea porque ya voy con más tiempo, ya que mi jornada laboral en las Universidades ha terminado, por lo que sea, no sé, pero creo disfruto aún más la andada de regreso. Pasan las 4 de la tarde, el sol ilumina de modo peculiar la poca agua que aún queda del Río, los puentes, fuentes y transeúntes. En general, puedo observar con mayor nitidez todo el movimiento de la ciudad en ese preciso tiempo-espacio. Paso por el autolavado, que de ida estaba más activo y veo como, ahora, se rascan el ombligo los muchachos, por un restaurante que no había abierto y ahora parece cerrado de igual modo, pues siempre tiene no más de un visitante, me confronto con un ciclista que se rehúsa a utilizar la ciclopista: -Oye es que tú vas del otro lado. -¡Este "andador" es para nosotros los peatones y enfrente ese camino en el que pintaron bicis y por lo que se armó semejante revuelo, se diseñó  para los ciclistas como tú! ¿Saben que me contestó?-¡Por eso no les digo nada y reduzco la velocidad hasta que pueda pasar! -Plop!(sin comentarios).

Una vez, a la altura de la Charamusca, osea ya casi llegando a B. Quintana me quedé absorta contemplando una flor un montón de tiempo. Ya por último, dejen les cuento otra más, frente a la Gasolinera de la Cruz (a la altura de Gutiérrez Nájera), una vez un Señor, estereo al hombro cantaba a todo pulmón, ayudado por sus bocinas de alto poder, una canción, -lo siento no logro recordarla-, pero seguro que se trataba de esas de "Ay dolor ya me volviste a dar". 

Esta facilidad para entretenerse así nomás (por que te da la gana), siempre depende, -obvio-, de un estado de ánimo, pero sobre todo de "las prisas y pendientes", cosas que, por lo general, procuro, -aunque los tenga-, ignorar. Bueno ya, ¿queda claro dónde y cómo iba verdad? Bien, en esta ocasión, me encontraba entre Corregidora casi llegando a Juárez, y lo que iba rememorando era la estatua y la fuente de la glorieta de Corregidora y Universidad, es decir, en donde me hallaba, para no variar, era en mis pensamientos porque no notaba que mis ojos estaban en lo suyo, osea que estaban afocando cada vez con mayor nitidez, mientras seguía a un paso excepcionalmente lento, a un Hombre.

Y fue así como podría decir que "repentinamente fui conciente de lo que mis ojos ya venían viendo antes que mi mente": Miré como un Hombre en una de las fuentes, así sin repujo alguno, ¿sí las has notado no?, esas fuentes muy acá, muy nice, de primer mundo vaya. Bueno en éstas, observé a un sujeto que se encontraba, como si viniera a recordarnos de modo tajante y performancero, que los espacios públicos, no porque sean de todos, dejan de ser privados también, es decir, que el espacio público puede ser ocupado de modos libres dadas las singularidades del deseo, porque, como te decía, me topé con este sujeto que nos dejaba claro que la/nuestra fuente, -por muy nice-, es claramente también SU fuente. 

Este Señor o Joven, no lo sé, no lo pude averiguar, pues parte de su sofisticado procedimiento de aseo personal implicaba, enjabonarse absolutamente todo el rostro, y ya ves que el jabón en polvo roma es perfecto para tal fin (hacer espuma). Tallaba rigurosamente su cuerpo completo, comenzaba por la cabeza, volvía a restregarse la cara, luego las axilas, los brazos, ingles, genitales -boxers de por medio- , piernas, y de tanto en tanto arrimaba el estropajo a la caída de agua para humedecerlo aún más, y volvía a comenzar el ritual. 

¡Ah que ganas me dieron de frenar mi paso!, detenerme y contemplarlo, como lo hice aquella vez con la flor, o suelo hacerlo cuando simplemente me da la gana mirar lo que tengo en frente! A cambio, ni siquiera me permití aminorar el paso, pues semejante conducta no sólo está absolutamente vetada y sancionada por las leyes más abstractas y terminantes de socialidad. Traducción: "El respeto  al espacio privado  aún en el espacio público es la paz (osea, queda estrictamente prohibido, quedarte mirando como a un maniquí de aparador a un sujeto que se comporta de modo inusual en la calle aunque te mueras de ganas de hacerlo). Sino también, creo sobre todo por ello fue que seguí mi camino mirando de reojo nomás, pues además de que él no tiene ni tendría por qué comprender mi afición morbosa, casi perversa, en caso, de sucumbir ante mis "antojos perversos" y pasarme dicha ley de la socialidad por el arco del triunfo, y plantarme ahí frente a él, éste con todo derecho pudo haberme insultado por semejante atrevimiento y descaro -¿Cómo se me ocurre irrumpir y entrometerme donde tengo nula jurisdicción?. No obstante, debo ser sincera, sí me permití disminuir, según yo, imperceptiblemente mi paso y volví a voltear cuando me hallé a unos cuantos metros, a esa distancia reglamentaria, osea que ya no se interpreta como intromisión porque, dicen, ya no interfieres en el espacio vital. 

Finalmente llegué a la esquina de Juárez, y ví a un policía (un Pareja) estatal estacionando su motocicleta, no podría decir que sus movimientos fueran acelerados, no obstante, tampoco era "casual" que se bajara precisamente en esa esquina. Sí, mis sospechas fueron confirmadas, iba directo al Señor/Joven de la cara completamente enjabonada. En ese instante, ahora sí me autoricé a fisgonear el "acontecimiento completo".  No retrocedí, pero sí miré todo lo que sucedía, "de lejitos", obviamente no escuchaba pero era evidente que ese Policía se creía con derecho y, supongo. incluso obligación, de entrometerse en ese momento-espacio privado.

 De verdad me pregunto, los abogados me podrían ilustrar, y decirme si existe una Ley, no sé, del "deber ser" en lo público, si está tipificado el delito de usar la Fuente como regadera, pero la verdad no me interesa saber si la hay o no, Sino expresar aquí lo que realmente me comezonea, pues en caso de haberla, quisiera que alguien me ilustrara, me lograra hacer comprender y tal vez convencer ¿Por qué?  ¿Bajo que criterios se sostiene o sostendría, ya en este caso concreto, el susodicho policía, tiene esa necesidad(derecho-obligación) de ir a "controlar" esa situación?

 -Sí Pareja aquí estoy con el 20 pal 40 -¡Afimativo, está haciéndose un 15! - ¡Pero trae puestos los 10! ...

Otra duda que me surge, es ¿cómo llegó a la escena del crimen el "Pareja", lo vió al dar su rol o fue avisado por algún otro, llámese peatón, ciclista, automovilista, vecino "indigando"? Y si fuera el caso, podría alguien explicarme por qué a ese otro le "indigna" o le "ofende"? Mejor dicho, ¿en qué carajos le afecta o que chingaos le importa que un Don se bañe en Su/Nuestra fuente nice? Al igual que varios podrían respingar al respecto, también pretendí legitimar mi intensión intromisiva, bajo pretexto de La/su salud. Sí, en un principio me cuestioné si el agua de la fuente no le causaría alguna infección o alguna irritación o malestar, pero inmediatamente "paré mi carro", ya que ese no era un problema de mi incumbencia, definitivamente tengo cero derecho a opinar y mucho menos a proponer una solución a un "asunto" que para ese sujeto, no sólo no parecía causar inconveniente alguno, sino que además nadie, mucho menos él, había pedido mi opinión cuando pasé, (el Señor jamás me miró, ni siquiera se inmutó con mi presencia, no había señal alguna de que necesitara de mi ayuda) Además, pese a que nunca pude calcular su edad, lo menos que le debo, nos debemos unos a otros en esta sociedad, es no subestimarnos y/o creer que poseemos la verdad, en el sentido de reformar y reeducar, lo único o mínimo que se puede hacer es, en todo caso, reconocerlo como sujeto con derechos y sobre todo capaz de decidir y asumir las consecuencias de sus actos, así que si se le pegaba una bacteria o un bicho, pues eso tampoco era asunto mío. Además, ¿qué no el simple hecho de "estarse aseando" ya habla por sí mismo: de su capacidad y procuración de autocuidado y dedicación a su autoseguridad en términos de higiene y salud personal?

Si pensáramos los espacios públicos y privados, por ésta vez, como dimensiones que se comparten, que se articulan, que se nutren y no como lugares cerrados y antagónicos, no sé, pienso por ejemplo que para empezar, pudiéramos hacer una analogía entre una Casa(espacio privado) y una Ciudad (espacio público) donde los cafés, restaurantes, bares y plazas abiertas sirvieran para los mismos propósitos que lo hacen la sala, el comedor o las estancias: lugares donde la gente/familia se reúne a conversar a compartir psicoafectividad. Y las regaderas pudieran ser, -como de facto lo fue-, las fuentes a falta de Ríos, que en su momento sirvieron para tales fines (higiene personal). Para, así mismo pensar, ahora, que los espacios tanto públicos como privados no sólo comparten características espaciales concretas, sino también las mismas Leyes que regulan las pluridiversas formas de ocuparlos, es decir, que obedecen a principios que regulan precisamente el modo de comportamiento humano. Y esas leyes a las que hago referencia, son las más básicas y elementales de la armonía social, no son difíciles de descifrar y mucho menos tan arbitrarias o relativas como suele pensarse (públicas o privadas, da lo mismo, sea en tu casa o en tu oficina o en tu calle, lo mínimo que se puede defender, exigir y/o demandar es la Libertad.

Es obvio que tanto en el Bar o Café, como en el Comedor o la Sala, es inadmisible la falta de respeto al otro, osea agredir, verbal o físicamente al otro, pese a que no puedan estar de acuerdo o ser simplemente diferentes, no obstante en tanto Espacio, entiéndase éste como una forma y tiempo que acontencen ahí, cuando unos con otros comparten, miradas, olores, pláticas, paisajes, silencios, ignorarse, interpelarse, etc. Ese Espacio es y pertenece a nadie y a todos porque es de Toda la Sociedad (gente en el espacio público  o  la familia en el comedor)  en ambos todos tienen un derecho fundamental: el derecho a expresarse y "ser", así en su singularidad y diferencia. Claro, siempre y cuando ese "Ser-expresarse" no ataque o atente contra el Ser-expresarse del otro. Entonces vuelvo a preguntarme:  ¿Dónde, en qué momento, de que forma, este Sujeto que se bañaba en su fuente, atentaba o violentaba a su sociedad?

Y por favor, que ni se nos ocurra invocar al "Experto de la Marginación" (La Moral) -¡Es que los niños pudieron haber pasado y mirar sus genitales y Oh oh que horror pobre niño retrasado mental que tiene cero capacidades y por lo tanto habría perdido su inocencia al presenciar semejante imagen traumática!. Para empezar, si tanto se insiste, ya mencioné que el Hombre traía Boxers puestos y nunca evidenció sus atributos. Además, si de verdad no puedes dejar de apelar a la "inocencia infantil", pues mejor ocupémonos de la pederastia, de la pornografía infantil, del estupro, la violación y demás programas televisivos o videos e información en internet que los niños, esas pobres criaturas del señor, están mirando mientras los padres, tutores y sociedad entera está más preocupada por producir, consumir y perfeccionar su imagen. 

Pero sobre todo, -entiéndase que no me interesa hablar desde la moral-, la pregunta no radica en si ¿debía o no debía comportarse de tal modo? sino en pensar ¿por qué, cómo es que podemos sostener que nosotros tenemos el derecho a juzgar lo que debe o no debe hacer un Sujeto en SU fuente pública? ¿Cómo es que infringe una Ley si no violenta a nadie, salvo tal vez a sí mismo al pescar una infección? No agrede visualmente y mucho menos verbal o físicamente a su prójimo. Por el contrario, si fuésemos aún más persecutorios, utilizando la misma lógica, él sería el sujeto violentado pues se le niega un derecho fundamental, hacer,      -acatando la Ley, osea cubriéndose los genitales y no agrediendo a nadie-, a procurarse salud e higiene personal. Preguntémonos ¿por qué tanto temor, traducido en no sólo marginación y exclusión, sino repudio y aniquilación al comportamiento extraordinario, a la conducta atípica, a la conducta "no sometida por completo" a la caprichosa moralina ley?

Definitivamente no me sorprende que se haya aprobado la Ley que prohíbe fumar en cualquier lugar de tu casota (espacio público), me parece que vivimos tiempos trágicos, donde se confunde lo que es y para qué está el gobierno, pues de lo poco que me queda claro en esta vida es que eso que llamamos Libertad, no obstante atada/sujetada a La Ley, -más no al control y al capricho del Poder-, la Libertad en esta vida en sociedad, no es el enigma ni lo más complejo de discernir, mucho menos es tan relativo, ya que en palabras muy sencillas: La Libertad es eso de lo que gozamos todos y cada uno para, ya que no se tiene tanta posibilidad,  al menos sí contemos con el derecho elemental a escoger si uno se baña en una regadera privada o en su fuente pública, así como a decidir si se muere de estres y ansiedad trabajando y produciendo o fumando tabaco.

¿Que en qué acabó el encuentro Bañista-Pareja? En lo obvio: Mientras el sujeto se enjuagaba, sin mostrar gran urgencia, el otro radiaba, -¡Pareja! ¡Pareja! ¿Me copias? -¡No, no es necesario, el 30 se muestra cooperativo! -¡Sí, repito, estaba haciéndose un 15 pero traía los 10! -¡Tengo todo bajo 22!. Finalmente, ahora sí con cierta aceleración, me gustaría pensar que fue porque comenzó a ventear, es decir, más por el frío que por participar de una ley que no le interesa (La de los que se sienten indignados y ofendidos por su conducta), este hombre tomó su bolsita (podría jurar que era de medio kilo), de jabón Roma, exprimió sus boxers con casi nulo resultado y se montó el pantalón.

domingo, 26 de enero de 2014

La Soberanía de lo inútil; una aproximación a un estudio inútil de la personalidad

“…Ser “perdedor” es un lujo, pero no un gozo, porque tienen que sobrevivir en el dinámico y competitivo mundo de todos los días, y asistir a juntas con los triunfadores, donde se dan cuenta de lo mal que embonan y de lo solos que se encuentran…El estilo del “perdedor” es la estética de la dignidad…la dignidad es lo que queda cuando ya nada queda, la seguridad de ser alguien cuando ya se es nadie…”
Pablo Fernández Christlieb

La Soberanía de lo inútil; una aproximación a un estudio inútil de la personalidad

Nos encontrábamos en la primer, (miento; la primer clase fue terrorífica porque se precisaron detalladamente los criterios de evaluación y los objetivos académico-formativos que pretendemos construir y trabajar a lo largo del semestre), se trataba de la segunda clase de la Materia “Teorías de la Personalidad”, por lo tanto comenzamos con una mera introducción. Se había encomendado previamente, la lectura de dos capítulos que condensan las generalidades del Estudio de la Personalidad.

Prácticamente lo que se hace en dichos textos, es esbozar lacónicamente los antecedentes históricos que permitieron a la Psicología comenzar a plantear “La Personalidad” como objeto de estudio. Así mismo, nos muestran una insustancial lista de los modelos teóricos (escuelas o paradigmas) más sobresalientes, desde los cuales se pueden pensar y erigir hipótesis de lo que es la Personalidad. Finalmente, dichos textos, se avocan copiosamente a relatar conceptos básicos de la Psicometría, pues según ciertas psicologías el estudio de la personalidad no debe conformarse con describir la personalidad sino medirla, predecirla y, ya sabes toda esa sarta de finalidades que, según dicen, le permiten a las Psicologías autonombrarse “científicas” y acceder al prestigioso mundo de lo comprobable, medible, cuantificable y predecible. Es decir, la mayor parte del contenido de dichos capítulos revisados versaban sobre las distintas formas y herramientas para clasificar las personalidades: nos daban una buena dosis de cómo es que las pruebas proyectivas, inventarios de autorreporte y esas argucias son fiables, confiables y veraces.

Siendo así, no me aguanté las ganas de poner sobre la mesa el siguiente asunto: la Psicología se conforma y no sólo eso, certifica mediante cuentos, -muy bien contados por cierto-, que su “hacer”, frente a su objeto de estudio (dicho a groso modo: el comportamiento y la psique humana), debiera consistir en Describir y Categorizar la Personalidad de todo individuo. Como era de esperarse, con semejante mecha y material flamable, el debate no tardó en encenderse, pues comentábamos en clase que, si bien, la psicometría podría ser un indicador, si acaso una guía necesaria en ciertos(poquísmos) casos o bajo ciertas situaciones, ésta no agota, en absoluto, una indagación y/o al menos no resulta ser una confiable fuente de información para teorizar acerca de “La Personalidad Humana”.

Antes de continuar, creo necesario hacer una explícita aclaración conceptual entre  diferentes términos que suelen emplearse y/o significarse indistintamente: Descripción, Clasificación o Categorización,  Construcción y Análisis Crítico-Reflexivo del conocimiento. Si tomáramos como referencia las características y habilidades implicadas, por ejemplo según Bloom, en los distintos niveles del complejo proceso cognitivo llamado Pensamiento (Véase Taxonomía de Bloom), las habilidades cognitivas como describir, enumerar, etiquetar seleccionar, hacer listas, clasificar, discutir, explicar y generalizar están contenidas apenas en los 2 primeros y básicos niveles del proceso mental llamado Pensamiento: 1.Memorización y 2.Comprensión del Conocimiento. En cambio habilidades como crear, inventar, desarrollar, valorar, concluir, criticar, justificar, forman parte de los últimos niveles de éste proceso.
Ahora bien, se preguntarán ¿Por qué tanta quisquillosidad terminológica? A modo de respuesta, -supongo-, no me queda más que comenzar cuestionando lo siguiente ¿No se supone que la formación integral de un Psicólogo o cualquier profesionista de las humanidades, requiere fortalecer, adquirir y utilizar habilidades cognitivas que le permitan no sólo intervenir en problemáticas psicosociales, sea de modo singular, grupal o colectivo, sino reflexionar y reformular de continuo, desde una mirada crítico-ética su modo(método y paradigma teórico) de acercarse e investigar a su objeto de estudio? Es decir, si miramos el asunto de la Personalidad bajo la lente simplista y superflua de la Descripción y Clasificación, ¿estaríamos llevando a cabo una verdadera investigación y profundización de, en éste caso, la Personalidad Humana? La respuesta es obvia: No. Para lograr lo mínimo que nuestra sociedad merece, desde la disciplina psicológica, sea cual sea el paradigma teórico que la sustente, me parece indispensable, acceder a niveles más profundos de reflexión y por lo tanto trabajar el asunto, ya de por sí intrincado, de la “personalidad humana” mediante una implicación investigativa que viabilice la constante reconstrucción teórica para así discurrir por los senderos enigmáticos de la psique, y finalmente cimentar y sostener una postura teórica particular respecto al tema que nos atañe: “la forma de ser del sujeto”.

Siendo así, las reflexiones e inquietudes del grupo y sus respectivos argumentos y contra argumentos se suscitaban, -me parece-, en torno a una encrucijada:

¿Si no se aplica la Psicometría, entonces que se puede esperar de un Psicólogo, pues no sólo es una demanda de la clínica institucionalizada y por supuesto una constante oferta de la praxis privada también, sino que para  el colmo, es una tajante exigencia generalizada de los pacientes, clientes o aquellos solicitantes de los servicios del psicólogo?

Primeramente, me es inevitable  hacer una señalización: a últimas fechas se muestra un afán impostergable por tomar una decisión, como si de verdad tuviéramos prisa, como si urgiera resolver de una vez y por todas la disyuntiva: Darle o No, la “Etiqueta” al sujeto. No obstante, propondría, comenzar por el principio, sí, me disculpo por el pleonasmo, pero curioseando: ¿y si por ejemplo, cuestionamos precisamente la razón de ser de esa urgencia? O lucubráramos ¿qué sucede con nuestra sociedad que le es inconcebible conciliarse con la idea de estar habitados por la incertidumbre, la impermanencia como condición del ser, la contradicción como forma habitual o normal(si tanto se antoja la palabra), de reconocer lo inabarcable de la complejidad en sí del ser? Miguel Grinberg, citando a Edgar Morin, señala lo siguiente “Al definir al homo complexus, Morin nos dice algo finalmente obvio para muchos pensadores: somos criaturas sensibles, neuróticas y delirantes, al mismo tiempo que racionales, y todo ello constituye el tejido propiamente humano. Este ser humano es a la vez un ser racional e irracional, capaz de mesura y desmesura. Como sujeto de un afecto intenso e inestable, sonríe, ríe, llora, pero también sabe conocer objetivamente. Es un ser serio y calculador, pero también ansioso, angustiado, gozador, ebrio, extático. Es un ser de violencia y de ternura, de amor y de odio. Puede ser invadido por lo imaginario e igualmente reconocer lo real, sabe que existe la muerte pero que no puede creer en ella. Segrega el mito y la magia, pero también la ciencia y la filosofía. Está poseído por los Dioses y por las ideas, pero duda de los Dioses y critica las Ideas. Lo nutren conocimientos comprobados, pero también las ilusiones y las quimeras…” (Grinberg 2008)


O bien, detenernos y tratar de discurrir sobre los hitos que sostienen esa imperiosa necesidad de que los expertos de la mente clasifiquen y por tanto cosifiquen al sujeto, Luis Tamayo señala: “El hombre no es sino la cosificación que hacemos del otro o de nosotros, es por ello que puede ser objeto de esas ciencias que hacen de él mismo una cosa: antropología, sociología, psicología. Las ciencias “humanas” al estudiar al hombre, consideran tan sólo su costado cósico, con lo cual pierden al sujeto. Al hacer del hombre una cosa, el sujeto desaparece.(Tamayo 2001) …¿lograremos trascender esa mirada “cosificadora” y abordar de otro modo (teórico-práctico) al  ser-sujeto?

Siendo así, continuemos examinando esa Psicología que más se asemeja a una  empresa de maquila de etiquetas, pues se halla mucho más ocupada por asuntos  mercadotécnicos (oferta y demanda, eficiencia y eficacia, etc.) podríamos decir, que es una Psicología que sin menor repujo sufraga un problema crucial de nuestra sociedad: Nuestra sociedad se concibe a sí misma como  incapaz, -o tal vez, ¿por qué no?, se trate de una pereza total-, una apatía avasallante frente a las dificultades y desafíos cotidianos que la vida diaria le propina. Una sociedad atrofiada en lo más elemental, es decir, que difícilmente logra lidiar y resolver, sin ayuda de un “experto cosificador”, aquello que le angustia, le interpela o simplemente le ocurre. Una sociedad a la que le es no sólo imposible sino impensable creer que, en la mayoría de las veces, le basta, confiar en sus propios recursos psíquicos, cognitivos, personales, sociales, intuitivos incluso. A cambio opta, en definitiva, por la legitimación, autorización y señalamiento cabal del camino que ha de seguir una vez que se le haya etiquetado profesionalmente. Lo más truculento de todo este embrollo  radica en que ahí no acaba la cosa, pues se trata de un engranaje que se ha ido fortaleciendo cada vez más, ya que al develar esta precariedad psicoafectiva de cada uno de los que integran dicha sociedad, la “psicología-maquila” no sólo la aprovecha como nicho de inversión, sino valiéndose de artimañas mercadológicas, abona y vela día y noche (gastando montón de lana) por  sostener tal Falacia: Tú, sujeto eres cosificable, deja de preocuparte, mejor ve y consume, obtén lo que sea que te haga falta, mediante libros de superación personal de preferencia, que de tus hiancias (espacios vacíos) existenciales, tus angustias y demás encrucijadas, nosotros son encargamos, eso sí, por una “módica” cantidad, pero ¡tu salud, -entiéndase perfeccionamiento- mental lo vale!


Si bien, no se resuelve la encrucijada, me parece al menos se permite replantearse nuevas preguntas –lo cual ya es un verdadero avance- pues una postura ética no pretende ganar, en tanto estética, se conforma con la dignidad de la derrota. Participar de un referente teórico que asume como posibilidad pensarse a sí mismo como incompleto, es decir, sin capacidad, ni mucho menos, anhelo y ansias de erigir verdades absolutas, una praxis teórico reflexiva que simplemente se da la vuelta cuando se topa con la oferta y la demanda de la tecnopsicología, que se toma su tiempo y simplemente contempla el devenir de la existencia humana, una Psicología que prefiere perder, como lo harían jamás los “ganadores”, y ni siquiera inscribirse a la competencia, a la búsqueda del coronamiento por parte de la élite positivista, una psicología que se regocija diciéndose y desdiciéndose, según se vaya construyendo el mundo inter e intrasubjetivo cotidianamente. Una psicología que no se ahoga ni se atraganta, mucho menos se angustia frente a la incertidumbre y la impermanencia; una psicología “inútil” para esas cosas de andar etiquetando, dopando y pudriendo, con artimañas disfrazadas de “realización y éxito”, porque sabe que, en realidad, lo que dictamina y moviliza a esas prácticas psicolomercadologistas, que pretenden venderte el manual-título de normal o anormal, están al servicio del verdadero Amo de nuestros tiempos, el dinero y el poder, y finalmente, lo que hacen es erigir, al exclusivamente clasificar y medir la personalidad, financiar el desprestigio de la Psicología.