lunes, 14 de abril de 2014

....Una deficiencia; una memoria extraordinaria







Si bien, no es una cualidad exclusiva, ni mucho menos especial, es decir, no me convierte en “La privilegiada”, pues como a la mayoría de la gente, mi memoria me juega chueco y en ocasiones demuestra más sus limitaciones que su potencial, comienzo a reconciliarme con la deficiencia que me aqueja desde que fui niña. Mi memoria episódica, esa que según, dicen los expertos tiene que ver con los lóbulos temporales y no sé qué tanta patraña,  ésa que se encarga de almacenar y recuperar la información, particularmente los hechos, por ejemplo las fechas y acontecimientos de la vida cotidiana, salvo en los casos extraordinarios como lo es el de mi Padre, quien una vez me explicó que para él “hacer memoria” era un proceso tan simple como, cito sus palabras literalmente: -Para mí, es fácil, simplemente es como si acudiera a mi archivo de videos mentales, seleccionara uno y simplemente le pusiera “Play” y con ello fuera capaz de “mirar mentalmente” el hecho que deseo compartirle a mi interlocutor o a mí mismo,  -¿Por qué no me heredó esos genes caray?-,  como te decía, salvo casos extraordinarios, al igual que el grueso de la gente, en mi caso marcadamente, esta capacidad de evocación es prácticamente defectuosa.
Si mi memoria se encontrara en óptimo estado, la evidencia irrefutable consistiría en que fuera capaz de recuperar detalle a detalle lo que  ocurrió en determinado tiempo-espacio de mi vida, sin embargo, siempre lo he sabido, funciona de modos realmente particulares (excelente eufemismo para no decir que está atrofiada) pues me es realmente difícil, en ocasiones imposible, recuperar “datos duros”. El autor o detalles del libro que han cimbrado mis pilares epistemológicos, el director de mi película favorita, el nombre de la rola que me fascina, el cumpleaños de alguien a quien quiero un montón, alguna frase que me ha cautivado de un escritor, el chiste que contó mi Carnal en la comida familiar, etc. Espero quede claro, que nada tiene que ver con mi concentración, con lo mucho o poco significativa que haya sido la experiencia, precisa e irónicamente, porque recuerdo perfectamente que lo fue, es por lo que me resulta realmente frustrante no poder “mirar mentalmente mi video” del hecho. Así que, el que sepa que fue trascendental para mi vida, poco importa, pues de ninguna forma logro atrapar el recuerdo con nitidez. Siendo así, podemos ir construyendo una hipótesis: el funcionamiento de la memoria, no obedece, de modo exclusivo a elementos cognitivos como la concentración y la atención, pareciera que factores de mayor relevancia participan y condicionan el funcionamiento de nuestra memoria. Sí, obviamente, pienso en los estados anímicos y lo inconsciente.
Ahora bien, te decía que comienzo a reconciliarme con dicha discapacidad porque, pese a propinarme sendos malviajes de frustración, así mismo, me ofrece vivir las presentes y futuras experiencias de un modo casi inédito, en el sentido de que tal o cual vivencia puedo apreciarla como nueva, precisamente porque pareciera no haber registro anterior (recuerdo) con el cuál compararla. No exagero del todo, ni mucho menos miento, cuando me refiero a “una experiencia inédita”, incluso no descubro ningún hilo negro, -lo sé-, la filosofía ya la ha dicho, es una realidad irrebatible  que toda experiencia, estrictamente hablando, por acontecer en un momento-espacio único, absoluta y completamente distinto es NUEVA, por lo tanto, jamás, así se asemeje en demasía a otro hecho pasado, nunca se vuelve a vivir una experiencia de modo idéntico.

En mi caso. esta sensación constante, -ficticia tal vez; real indudablemente-, de vivir la presente o futura experiencia de modo inédito, irónicamente es posible gracias a esa/mi Deficiencia, es este mal funcionamiento lo que la hace posible.