viernes, 5 de septiembre de 2014

Si lo que no hay es cultura, no se preocupe, le ofrecemos un Maravilloso Mundo de Fantasía






¿Qué gran peligro se avecinaría entonces? Entonces, junto a la más alta y eficiente sagacidad del cálculo que planifica e inventa, coincidiría la indiferencia hacia el pensar reflexivo, una total ausencia de pensamiento. ¿Y entonces? Entonces el hombre habría negado y arrojado de sí lo que tiene de más propio, a saber: que es un ser que reflexiona. Por ello hay que salvaguardar esta esencia del hombre. Por ello hay que mantener despierto el pensar reflexivo.
Heidegger Martin “La Serenidad”


Súbitamente, -de qué otro modo podría haber sido-, tomo conciencia de que llevo ya un buen rato fantaseando tener poderes sobrenaturales. Sí, así como los de los x´men, siempre imagino que estas capacidades me dotan, cual héroe de comic, o mejor dicho, me colocan en la posibilidad de  remediar, desde mis angustias más pránganas hasta la paz, justicia y armonía social.

O bien, me descubro anhelando me llegue, así como por arte de magia, la suerte, la fortuna. Invoco al genio de la lámpara maravillosa, al hada madrina, incluso, mi desesperación llega a tal extremo a veces que, debo confesar, hasta me imagino me aborda, así casual, algún tratante de órganos dispuesto a corromper mi alma, y ¡saz que me llega al precio!. Y así, con un simple movimiento de varita mágica, sea la magia de los cuentos o una cifra considerable depositada en mi colchón(en el banco no, porque Hacienda se quedaría con la mitad de mi lana y ya bastante caro la habré pagado), respectivamente, mis deseos se hagan realidad.

Al decir que tomo conciencia, me refiero a que, para bien o para mal, creo (porque bien podría ser una mera ilusión debido a que quien se halla absorto en sus fantasías, difícilmente está a su vez en condiciones de poder ver más allá, fuera de, ellas) ver las implicaciones de mis fantasías.  


Debería, entonces, decirlo del siguiente modo: Cuando tomo conciencia, es decir, cuando me "salgo" de mis fantasías, como si tomara cierta distancia, y disque puedo ver un poquito más allá de éstas, es cuando logro al fin, pensar  mis fantasías, es decir, observarlas, voltearlas, girarlas, contemplarlas como si tuviera todo el tiempo del mundo, alejarlas y acercarlas para mirar exhaustivamente sus detalles y vericuetos, y definitivamente sentirlas, vivirlas, en el sentido de percibirlas con todos mis órganos sensoriales y por supuesto con mi ser, mis emociones, mi cognición.

Siendo así, lo primerito que elucubro, y que es sumamente evidente, por ejemplo para tí que desde los 2 primeros párrafos lo pudiste deducir y probablemente lo pensaste mientras seguías leyendo, es que eso que llamo anhelos y fantasías no son más que un claro síntoma de mi infantilería. Sin embargo,  no me voy a detener para enfatizarlo, ¿no te parece obvio por qué no lo hago? Suficientemente embarazoso ya me resulta ventilar aquí mis ocurrencias, que, siendo benévola, rayan en la megalomanía, porque por otro lado, no sería más que una clara declaración de mi tendencia a la huevonez. Incluso, por su parte, los psicólogos y su veredicto final (diagnóstico), no dudo ni tantito, me clasificarían prontamente: -Esta mujer padece un trastorno caracterizado por un pensamiento  marcada y peligrosamente inmaduro. Peligroso para el sistema capitalista claro está.

Y como no me interesa aderezar mis frustraciones, siendo que la vergüenza ya es ineludible, con el diseño de mi etiqueta personalizada de esos pseudoexpertos de la mente, que estigmatizando o mejor dicho patologizando toda ocurrencia humana creen que ya hacen psicología, me dispongo a proseguir, con lo que pretendo hacer aquí: PENSAR mis "Delirios de grandeza"

Pensemos pues, la primer Fantasía: “gozar de poderes sobrehumanos”: ¿En qué momentos es cuándo ésta fantasía, deseo con todas mis entrañas, se hiciera realidad?
Cuando, en cada espacio, principalmente público aunque en ocasiones también sucede en lo privado, topo con la irrevocable certeza de que este mundo está al revés, que el absurdo es la constante, como  criterio de operación y funcionamiento, del engranaje de la estructura social. Por ejemplo, cuando acudes al IMSS porque tienes un esguince de segundo grado y, después de 3 días de espera y trámite burocrático, te dan cita en Neurocirugía para dentro de 30 días, de modo tal que el especialista que te reciba por primera vez, revisará los estudios de hace un mes. O cuando pretendes, en Agosto del 2014, hacer una cita para una especialidad y te informan que ya no hay citas, sino hasta Febrero del 2015, para que te reciba uno de los dos neurólogos que atienden a toda la población queretana. O cuando, después de haber estado esperando 5 semanas, tu fecha de operación, sin mencionar que durante dicha espera has percibido sólo el 40% de tu salario (pues así lo marca la Ley, cuando el accidente no aconteció en horas o espacios laborales), y entonces al fin llega el día de tu operación, y el doctor, sin ningún argumento lógico te dice que simplemente no te opera y mañana te presentes a trabajar con la rodilla destrozada. O cuando crees que el viacrucis de un día por el seguro social, al fin ha terminado y llegas a tu casa, y por azares del destino, o tal vez porque Dios sí existe y te acompaña, aunque en realidad es porque tu morbosidad te salva, y al insertar el disco de tus rayos x´s en tu computadora, te das cuenta que dichos estudios son de las costillas de un Fulanito Pérez y no de tu columna y cuello. O llegas a la farmacia del IMSS con una orden autorizada previamente por Jefatura y te retachan, pidiéndote, adicionalmente una receta, subes nuevamente con tu médico familiar y éste te indica bajes nuevamente a preguntarles si la receta la desean hecha a mano o  impresa en computadora.

O cuando prendes tu Computadora o enciendes la TV para leer o escuchar las noticias de la semana y te enteras que la explanada del zócalo ha sido utilizada como estacionamiento privado para la bola de pránganas que asistirán al Informe de Gobierno de tu (que conste que dije tu y no por cuestiones de correcta redacción, sino porque definitivamente, me es imposible decir mi o nuestro presidente) presidente y su speach excede los límites de la demagogia rompiendo el umbral de la indignación, es decir cuando El Copetes, con pose  orgullosa y sobre todo, con mucha dignidad,  actúa un performance cínico en el que se jacta de participar, mediante sus estrategias reformistas, de un ¨México que se está Moviendo”.
O cuando te enteras que los derrames de petróleo siguen a la orden del día y la contaminación a diestra y siniestra de nuestro mundo natural se caracteriza por una investigación, por parte de las autoridades para sancionar a los responsables, irremediablemente intrascendental. O cuando, después de contar con todas las pruebas para demostrar la red de trata de blancas y prostitución por parte de un partido político y, estas mismas autoridades, declaran que no se cuenta con los elementos suficientes para sancionar a dicho partido. O cuando se anuncia el proyecto de un Aeropuerto que costará una cifra realmente estratosférica. O cuando se siguen difundiendo con total impunidad los casos de pederastia en nuestra bienaventurada clase religiosa. O cuando 
platicando con tus cuates te das cuenta que desde hace cinco años sigues percibiendo el mismo salario, pese a que el precio del gas, la gasolina y en general todos los productos de la canasta básica continúan subiendo. Y frente a semejante encontronazo con esta realidad, te dicen, pues por eso, necesitas trabajar más, chingarle más, limitarte más, es decir, que quien tiene que resolver esa circunstancia “política o social” o como le quieras llamar, no es el Estado sino tú, tú eres el último responsable de la precariedad laboral. O cuando te percatas de que la misión y visión de la mayoría de las, antaño llamadas casas de estudio, porque hoy son empresas y no otra cosa, consiste en producir objetos llamados profesionistas que estén dispuestos, pero sobre todo atrofiados de una capacidad crítica de pensamiento, a insertarse sin chistar, o peor aún, bajo la mentalidad de la competitividad y la eficiencia, al mercado laboral.

Habiendo descrito, detallada pero sobre todo sentidamente espero, esos momentos en los que me hierve la sangre y pido al Universo me transforme en una super x´woman para combatir los ejes del mal. Me es necesario también, para poder seguir pensando esta primer Fantasía, articularla con la segunda, pues esta últma difiere, sólo en un elemento, de la primera: no sería yo, sino un ser supremo quien venga a “poner las cosas en su lugar”.

Siendo así, pensemos: ¿Por qué recurrir a la fantasía del poder sobrehumano y/o a la Magia ante los avatares y vicisitudes de la vida cotidiana? Y ¿Qué significa “poner las cosas en su lugar”?

Vaya preguntas, supongo, las respuestas podrían, de hecho merecen trabajarse durante largo rato, y difícilmente se conteste de una vez y para todas, mucho menos atinado sería pretender contestarla en este textito. No obstante, ahí te van algunos puntos que se me ocurren, bueno a mí no, más bien recupero algunos puntos que he leído y creo pueden ir sentando las bases para pensarla.

Comencemos con lo que Fernández Chrisltieb dice respecto a la Tragedia Contemporánea: “Tal vez la tragedia de la época contemporánea, esa tragedia que se llama desánimo, desgano, descorazonamiento, desaliento, hastío, aburrimiento es por el hecho de que los pensamientos que se producen son muchos y pueden ser verificados y correctos, pero no creídos, no habitados, y por lo tanto uno está ausente de ellos, porque se le ha enseñado a pensar con pensamientos que son objetivos, que son, ni duda cabe, cada vez más inteligentes. Sin embargo, estos pensamientos no pueden ser sentidos, y eso se siente feo, y este sentimiento antiestético es parte de nuestra cultura contemporánea, que cree que cuando se piensa no se siente nada, y eso duele, y hasta mata. (Fernández 2011 pg. 50)

Hagamos lo siguiente, supongamos, esas dos “Fantasías” que te he dejado claro son propias, también las sienten o piensan otros muchos tantos sujetos, es decir, se trata de una Fantasía Colectiva (como experiencia compartida entre la gente).  Y a su vez,  admitamos que éstas son “la consecuencia” más concreta de ese hastío, desánimo y desaliento del que habla Christlieb. Siendo así, esas dos ocurrencias de la gente: Que un ser supremo dote a un humano de poderes sobrenaturales para componer o enderezar esta realidad, absurda, obscena, cínica, al revés, O bien, que dicho ser supremo conceda tales deseos en nombre del susodicho quejoso.

Siguiendo a Christlieb, podríamos decir, que dicho hartazgo, tiene que ver con un asunto de ausencia de Estética en la vida, es decir, que la bola de expertos inteligentes andan produciendo mucha mucha información, pero sobre todo cifras de esta nauseabunda realidad. No obstante, y he ahí el gran gran detalle; pocos, si no es que ninguno, se detienen, se toman el tiempo, de sentirla y/o pensarla. Es decir, pareciera que se “resuelven las problemáticas” sin siquiera haber comprendido dicha problemática, debido probablemente a que se tiene mucha prisa, o que el tiempo corre con urgencia, porque es valiosísimo, es decir, no se puede perder el tiempo en reflexionar la situación porque se debe dar solución a ésta, independientemente de que apenas, someramente se sepa a qué, o de qué se trata eso, a lo que precisamente se está respondiendo con las estrategias implementadas.

Ahora bien, ¿en qué consiste esa “mucha muchísima información” que ya se produce? Pues en este caso, me parece a la creación de “estrategias de intervención”, siendo la más socorrida, la del tipo “Manual de Operación”, es decir, en el caso del sujeto desanimado, se le enjareta, en casos extremos se le obliga, a acatar las normas o llevar a cabo los x´s pasos de los famosísimos libros de superación personal. En el caso de  la obsolescencia y negligencia del trato al derechohabiente en el IMSS, por más que le pensé, no logro encontrar siquiera estén implementando alguna estrategia, tal vez, por no dejarlos tan mal parados, digamos que han obligado al personal a seguirte tratando con la punta del pie, pero llamándote “Madrecita”, “Padrecito” o “Mijo o Mija”. En el caso de la precarización laboral, la disfunción del sistema educativo y para frenar la aniquilación de nuestros recursos naturales, se han llevado cabo una sarta de reformas insulsas, frívolas, corruptas, infectas, por parte de aquellos que detentan el poder. Pura respuesta inerte, vacía, superflua, insustancial, intrascendente, ponzoñoza, capitalista sin duda alguna.

Con todo lo anterior, me parece, poco a poco vamos logrando dar cierto sentido lógico a “esas fantasías”, que en un principio sonaban disparatadas, signo insensatez y sobre todo de holgazanería e infantilismo.

Estamos frente una situación (tragedia) de magnitudes colosales.  Por su parte, Bauman, citando a Roland Munro, en su bien conocido libro Vida de Consumo, señala que la Melancolía hoy día, “describe no tanto un estado de indecisión, una vacilación entre un camino u otro, sino más bien la tendencia a alejarse de esa encrucijada, abstenerse de la división misma, como una especie de desapego a todo y nada específicamente” (Bauman 2007)

Pero ¿por qué ocurre esto? ¿Por qué este desprendimiento del sujeto con los, anteriormente sus entrañables, objetos? Entiéndase como objeto, -en este ensayo-, sus propias sensaciones, emociones, vicisitudes, encrucijadas, frustraciones y fantasías. Pues, como lo he venido señalando, “la fantasía de la x´woman o el genio de la lámpara, son lo que estamos intentando pensar. Y dicha fantasía, entraña, por un lado un extrañamiento del sujeto consigo mismo, y por otro lado, pero al mismo tiempo y por la misma razón, con su mundo circundante, con su realidad.


Siguiendo a Bauman, formamos parte de una cultura[i] de consumo, donde los individuos, que no sujetos o la gente, se forman y conforman desde y dentro de un espacio social mercantilizado, de tal modo que el slogan “Elijo comprar, luego existo” se transforma en un hábito que lo constituye,  pues lo ha aprendido e interiorizado desde siempre, pues éste es el pensamiento de su cultura, y como señala Verónica Urzúa “La Cutlura es “Esa vida más grande y más intemporal dentro de la cual vivimos las nuestras, más pequeñas y más preocupadas” (Citado por Fernández 2011, pg. 270) o como dice Fernández “Cultura es la fabricación de un sentido de la vida que la vida no tiene…la cultura es aquello que hacemos para entretenernos mientras nos morimos” (Fernández 2011) Y lo que hacemos hoy día para entretenernos mientras nos morimos es acatar las leyes del Marketing: el individuo está constreñido a “reciclarse bajo la forma de bien de cambio, vale decir como producto capaz de captar la atención, atraer clientes y generar demanda” (Bauman 2007) estrictamente hablando, el individuo, en su calidad de “ser que elige”, vale decir “libre”, inevitablemente está condenado a asumir la responsabilidad absoluta de su “capacidad emancipada de elección”.  Siendo así, el porvenir del individuo, al interior cultural(consumista) resulta devastador, debido a su inminente cosificación, ya que uno de los imperativos por excelencia consiste en que dicho individuo debe transformarse en producto y como tal debe tratar, no solo al otro, sino a sí mismo, de tal manera que su lema, por ejemplo frente a sus frustraciones, es la misma que frente a sus objetos de consumo: adquiera-acumule y al mismo tiempo, elimine-reemplace, pues el “síndrome consumista es velocidad, exceso y desperdicio” (Bauman 2007)

Te comenzarás a preguntar, todo esto qué tiene que ver con la pregunta… Mucho, porque éste este campo de cultivo(cultura de mercado) es donde germina el individuo, un sujeto condenado a la soldad más radical, porque en su cualidad de ser libre(léase con todo el sarcasmo que le sea posible: “Ser Libre”, incluso ríase a ver si así entiende algo de ésta patética frase con la que las cosas-productos-individuos hoy se regocijan en los templos de consumo), con poder de elección de consumo y finalmente erigido como un producto sumamente atractivo(para ser comprado-consumido y prontamente reemplazado claro está) Inevitablemente, se halla única y exclusivamente consigo mismo, como ser autorreferencial, responsable último de sí mismo, debido a que incluso el Estado (referente Otro, al cual podría apelar, en su calidad de sujeto, pero como ahora ya no lo es, pues se mira y conceptualiza como individuo, y solamente le queda salvaguardarse bajo el amparo de una retorcida ficción de libertad y autonomía), dicho “Estado en su conjunto, incluidos sus brazos ejecutivo y judicial, se convierte en ejecutor de la soberanía de los mercados…No es el Estado, ni siquiera su brazo ejecutivo, el que está siendo socavado, erosionado, desangrado hasta su desaparición, sino la soberanía del Estado, su prerrogativa la línea entre incluidos y excluidos y de otorgar el derecho a la rehabilitación y futura readmisión” (Bauman 2007)

Así, este hombre o mujer, en el exilio, en el limbo de la individualización, cree fervientemente, de hecho, lo asevera con total certeza, que debería estar en sus manos, aunque irremediablemente, en su día a día se encuentra con “lo real”, esto es: que, definitivamente no está, ni jamás ha estado, exclusivamente en sus manos, ni en su sociedad, ni en Dios, ni en el Estado, ni en sus rituales, ni en su cultura, ni en sus costumbres, ni en sus hábitos, en ningún lado, sea abstracto o concreto, el responsable último de sus frustraciones.

La cosa está en que, antes, había posibilidad de lidiar, salir avante, ingeniárselas con esa realidad, porque si bien, no estaba en ningún lado, irónicamente, se hallaba en todo, en el devenir cotidiano, en las cosas, en la cultura, en las costumbres, en los pensamientos, en las emociones, porque se trataba de un sujeto, es decir, de un ser compenetrado, fusionado con su cultura, de un ser culto[ii]. Christlieb lo explica inmejorablemente:  “lo que constituye la realidad no es ni el alguien ni el algo sino lo que queda en medio, la relación o la interacción entre sí mismas, no sus antes ni sus después, no sus sustratos ni sus efectos, y que no es ciertamente algo que pueda ser tocado o visto de modo obvio, mucho menos medido y comprobado, sino que se parece más bien al aire del mundo, al ambiente de la vida y que, de hecho, constituye la realidad originaria de la cual van a surgir los objetos, las ideas, las personas, las situaciones, los acontecimientos y todo lo demás” (Fernández 2011) Y esa realidad originaria, es de la que se ha desprendido, no sé, espero no de modo irreversible, pero por el momento se ha “desujetado” y se ha transformado frankesteikamente en un ser individual.

Finalmente, tratemos de definir que es “poner las cosas en su lugar”, que el sistema de seguridad social, específicamente el IMSS, al usar correctamente los recursos, cuente con instalaciones apropiadas para dar respuesta oportuna a las demandas de la sociedad, que opere bajo políticas que a su personal no le sea tan difícil brindar una atención humana. O que las Escuelas sean un espacio de construcción del conocimiento y no una fábrica especializada en, diría Dufour, el “arte de reducción de cabezas”, donde se privilegie la capacidad de pensamiento reflexivo[iii], donde los alumnos y docentes no sean tratados como productos en vías de comercialización y como productos ejemplares de adquisición, respectivamente pero en ambos casos, objetos que carecen de dignidad o ética. O que los políticos hagan lo que deben hacer, legislar, promover y viabilizar el “movimiento” de la sociedad para y por el bien colectivo, ecológico y cultural. O que nuestro sistema de Justicia, ejerza su autoridad, limitando, demarcando y sancionando la conducta ilícita, pero que primeramente defina, en base a otro referente que no sea el Capital, qué es eso que se llama “Justicia” y por ende sus lineamientos operativos.

A estas alturas, he pasado de ser la “berrinchuda” o “delirante de grandeza”, a una mujer que lo menos jodido que puede inspirar es ternura, y peor aún, no de la que siente Galeano cuando que se ve a un chiquillo jugar con un balón, sino de la que se siente cuando escuchas a alguien “soñar despierto” anhelando, por ejemplo, la paz mundial, habitando un mundo abstracto, ideal, mejor conocido como Fantasía. Así que, no me digas que, todavía no te queda claro por qué, pareciera sólo un xmen o un ser supremo puedan hacer realidad mis/tus/nuestros deseos.

Ahora sí, ni tan descabellado, ni loco, ni huevón, ni infantil, parece andarle pidiendo al Genio, el Hada o la Mafia, vengan a resolver lo que ni el individuo, ni la sociedad(los expertos y el Estado) pueden ya hacer.





[i] La Cultura no se hace de la nada, sino que se hace con lo que se tiene a la mano, sillas, ojos, cosas. …La Cultura es un pensamiento exterior. El espacio, los lugares y las cosas son cultura…todos los objetos externos, con los que incluso, están hechas las imaginaciones, las alucinaciones y hasta los individuos mismo …(Fernández 2011)
[ii] Alguien “culto”, esto es,  no alguien erudito, sino alguien que está dentro del pensamiento del mundo (Fernández 2011)
[iii] Vease http://www.heideggeriana.com.ar/textos/serenidad.htm