sábado, 18 de octubre de 2014

"Madurar; hacia la automatización neoliberal"



Regularmente, se habla de “Madurez” como si fuera un concepto universal e inofensivo. No obstante, basta hacer el simple ejercicio de preguntarle a alguien qué quiere decir exactamente con "Madura/Inmadura" cunado lanza  frases,     -por otro lado muy atinadas y definitivamente entendibles-, como: ¡No es/era lo suficientemente madura! ¡Necesitamos esperar a que madure!, ¡Evidentemente es una inmadura! ¡Por favor, que ya madure! ¡El objetivo primordial de la vida es Madurar!, etc. para notar, que irónicamente se trata a su vez de un término versátil y fundamentalmente feroz  y dañino, pues ha sido perversamente delimitado por la Moral Neoliberal Capitalista.

La Psicología, por ejemplo,  alude, de modo indirecto o directo, pero constante a la “madurez”. De hecho, se ha convertido irremediablemente en un factor que determina la sanidad, la estabilidad o la normalidad psicoafectiva. Poniendo en evidencia, ni más ni menos, cómo ésta también ha sido coaptada por dicha moral neoliberal capitalista. La cosa es aún más delicada cuando, en nombre de su expertiz científica, la Psicología se autoconcede el lugar de Juez y así mismo, coopera y abona a crear más y más requisitos que satisfagan la voracidad que le caracteriza a dicha moral.

Siendo así, pensemos en el caso de aquellas personas que rondan los 30 años (pocos más o pocos menos), si éstas desean gozar de tan anhelada y prestigiosa "Certificación Social", deberá cumplir al menos con el 80% de la siguiente interminable lista de cotejo:

Casarse o al menos lograr tener y mantener una relación estable, ejercer la paternidad o maternidad, es decir, procrear o adoptar, ya si no un hijo, de perdida una mascota o, ya en el peor de los casos, una planta, pero hacerse responsable de un ser vivo otro. Ser productivo  e insertarse al mercado laboral, lo que significa volverse un empresario de sí mismo así como consumir. Vestirse y comportarse “de acuerdo a su edad”,-lo que sea que eso quiera decir-, muy probablemente signifique, disfrazarse de mujer u hombre cool, ejecutiva, éxitosa, competitiva, obviamente, con sus respectivos accesorios que van desde el coche, pasando ineludiblemente por el cuerpo, hasta los aretes o el reloj. Y una vez, acatada la orden del outfit, performancearlo en los espacios públicos, por supuesto establecidos de modo predeterminado, para la gente de “su edad”, aunque, tampoco se sepa bien a bien que es eso que todos entienden “acorde a su edad”.


También logra lo imposible, pues funciona eficazmente como fulanita multitask, pues se capaz de concretar las hazañas más increíbles, como por ejemplo, por la mañana lucir ultradeportista cool después de haber dormido sólo tres horas, dominando las habilidades de la omnipresencia gracias al hiperaprovechamiento de la tecnología, osea, whatsapeando, en videoconferencia y conduciendo hacia la escuela de los hijos, escuchando en la radio un programa de gestión y aprovechamiento del tiempo llamado “róbale tiempo al tiempo; sí se puede”,-todo ello lo logra gracias a otro curso de Inteligencia en la que aprendió a atender eficazmente hasta 5 tareas a la vez-. Del mismo modo, de vuelta a casa o a la oficina, se repite la escena multitask, para finalmente, llegada la hora del encuentro con Morfeo, charlar con los hijos, el marido y su autor favorito, no sin olvidar el sexo, -ya ven que es super super importante para la salud física y emocional-, para que al cabo del día le queden tres horas de sueño que deberá aprovechar al máximo. No obstante, si se siente estresada, por semejante jornada, cuenta con su gotita, pastillita o tantra de su preferencia para lograrlo. 


Por otro lado, la imagen de nuestro ideal de Persona Madura se asemeja mucho más a un Rambo Psíquico que a un sujeto sensato y sereno, ya que si trabaja en la bolsa y se desploma el mercado, se mantiene cool; que si su rollo es la medicina y se le muere el paciente o es residente y está haciendo su especialidad y por lo tanto trabaja en el IMSS 34 horas seguidas, se mantiene cool; si es abogado y acaba de hacer la tranza de su vida, se mantiene cool; si es narcopolítico y acaban de rafaguear a su familia o éste a unos civiles, se mantiene cool; si es psicólogo y acaba de estigmatizar, dicho de otro modo, diagnosticar y dopar a sus pacientes, se mantiene cool. Y finalmente, cuando todos y cada uno de los zombies maduros frente a la matanza de Ayotzinapa, el caos psicosocial que suscitó Odile en Baja California y demás terroríficos acontecimientos, nos mantenemos cool.

Ya por último, no porque la lista se agote sino simplemente por falta de espacio, digamos que otro de los requisitos indispensables para llevarse la medalla de oro en esto de la Madurez, consiste en desterrar, todo rastro de diversión o placer ocioso, debido a que las "actividades productivas” no se llevan bien con ese otro tipo de actividades en las que la regla es la lentitud, la despreocupación, la desfachatez, la irreverencia, es decir, en las que la lana y, por lo tanto, la economía, pasan a segundo término. Y si por error o rebeldía conciente, se le ocurre, dentro de las mismas(actividades productivas), pasarla bien o distraerse en insulseces, deberá recordar, -como bien lo aprendió con el programa de radio-, que aprovechar el tiempo, significa no perderlo en actividades meramente recreativas o contemplativas, o cualquiera que no impliquen una inversión, que no sean redituables económicamente, pues para eso ya fue niña, adolescente y pronto será vieja, es decir, por un rato ha logrado desmarcarse de esas etapas inutiles e improductivas y como finalmente volverá a ella, es preciso aproveche el poco tiempo que le queda.

Hoy por hoy, pareciera que acreditará el riguroso examen, quien no sólo tome la vida en serio y se comporte con rigurosa formalidad, lo cual significa, no otra cosa, que adaptarse sin problema alguno a las demandas implícitas y explícitas de su sociedad neoliberal, independientemente de que ésta sea un verdadero y rotundo absurdo. Es curioso que el ideal, en tanto ser maduro, se asemeje mucho más al Autómata Huxleyano que a un "Homo Complexus" como lo ha señalado Edgar Morin.


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