martes, 11 de febrero de 2014

-¡Sí Pareja, en efecto, se hacía un 15! ¡No, tengo todo bajo 22!

  "Sólo queda esperar que la fuerza de inercia de la destrucción del sujeto que se practica en la vida contemporánea se detenga al menos en quienes aun se permiten formular dudas y sostener preguntas..."  
  Silvia Fendrik y Alfredo Jerusalinsky



Voy caminando, como suelo hacerlo, en la abducción total de mis pensamientos o bien en la fascinación ante el paisaje, como sea, voy en el limbo. Regularmente, ando a pie por Av Universidad, ¿a poco no quedó lindo el pasaje peatonal que acompaña el Río?. Me encuentro con variedad de árboles, mi favorito debo confesar, es el sauce llorón. 
Creo que la paso mejor al volver pues, pese a que parece que es el momento preciso en que Tonatiuh está de peor humor y pretende rostizarnos, tal vez sea porque ya voy con más tiempo, ya que mi jornada laboral en las Universidades ha terminado, por lo que sea, no sé, pero creo disfruto aún más la andada de regreso. Pasan las 4 de la tarde, el sol ilumina de modo peculiar la poca agua que aún queda del Río, los puentes, fuentes y transeúntes. En general, puedo observar con mayor nitidez todo el movimiento de la ciudad en ese preciso tiempo-espacio. Paso por el autolavado, que de ida estaba más activo y veo como, ahora, se rascan el ombligo los muchachos, por un restaurante que no había abierto y ahora parece cerrado de igual modo, pues siempre tiene no más de un visitante, me confronto con un ciclista que se rehúsa a utilizar la ciclopista: -Oye es que tú vas del otro lado. -¡Este "andador" es para nosotros los peatones y enfrente ese camino en el que pintaron bicis y por lo que se armó semejante revuelo, se diseñó  para los ciclistas como tú! ¿Saben que me contestó?-¡Por eso no les digo nada y reduzco la velocidad hasta que pueda pasar! -Plop!(sin comentarios).

Una vez, a la altura de la Charamusca, osea ya casi llegando a B. Quintana me quedé absorta contemplando una flor un montón de tiempo. Ya por último, dejen les cuento otra más, frente a la Gasolinera de la Cruz (a la altura de Gutiérrez Nájera), una vez un Señor, estereo al hombro cantaba a todo pulmón, ayudado por sus bocinas de alto poder, una canción, -lo siento no logro recordarla-, pero seguro que se trataba de esas de "Ay dolor ya me volviste a dar". 

Esta facilidad para entretenerse así nomás (por que te da la gana), siempre depende, -obvio-, de un estado de ánimo, pero sobre todo de "las prisas y pendientes", cosas que, por lo general, procuro, -aunque los tenga-, ignorar. Bueno ya, ¿queda claro dónde y cómo iba verdad? Bien, en esta ocasión, me encontraba entre Corregidora casi llegando a Juárez, y lo que iba rememorando era la estatua y la fuente de la glorieta de Corregidora y Universidad, es decir, en donde me hallaba, para no variar, era en mis pensamientos porque no notaba que mis ojos estaban en lo suyo, osea que estaban afocando cada vez con mayor nitidez, mientras seguía a un paso excepcionalmente lento, a un Hombre.

Y fue así como podría decir que "repentinamente fui conciente de lo que mis ojos ya venían viendo antes que mi mente": Miré como un Hombre en una de las fuentes, así sin repujo alguno, ¿sí las has notado no?, esas fuentes muy acá, muy nice, de primer mundo vaya. Bueno en éstas, observé a un sujeto que se encontraba, como si viniera a recordarnos de modo tajante y performancero, que los espacios públicos, no porque sean de todos, dejan de ser privados también, es decir, que el espacio público puede ser ocupado de modos libres dadas las singularidades del deseo, porque, como te decía, me topé con este sujeto que nos dejaba claro que la/nuestra fuente, -por muy nice-, es claramente también SU fuente. 

Este Señor o Joven, no lo sé, no lo pude averiguar, pues parte de su sofisticado procedimiento de aseo personal implicaba, enjabonarse absolutamente todo el rostro, y ya ves que el jabón en polvo roma es perfecto para tal fin (hacer espuma). Tallaba rigurosamente su cuerpo completo, comenzaba por la cabeza, volvía a restregarse la cara, luego las axilas, los brazos, ingles, genitales -boxers de por medio- , piernas, y de tanto en tanto arrimaba el estropajo a la caída de agua para humedecerlo aún más, y volvía a comenzar el ritual. 

¡Ah que ganas me dieron de frenar mi paso!, detenerme y contemplarlo, como lo hice aquella vez con la flor, o suelo hacerlo cuando simplemente me da la gana mirar lo que tengo en frente! A cambio, ni siquiera me permití aminorar el paso, pues semejante conducta no sólo está absolutamente vetada y sancionada por las leyes más abstractas y terminantes de socialidad. Traducción: "El respeto  al espacio privado  aún en el espacio público es la paz (osea, queda estrictamente prohibido, quedarte mirando como a un maniquí de aparador a un sujeto que se comporta de modo inusual en la calle aunque te mueras de ganas de hacerlo). Sino también, creo sobre todo por ello fue que seguí mi camino mirando de reojo nomás, pues además de que él no tiene ni tendría por qué comprender mi afición morbosa, casi perversa, en caso, de sucumbir ante mis "antojos perversos" y pasarme dicha ley de la socialidad por el arco del triunfo, y plantarme ahí frente a él, éste con todo derecho pudo haberme insultado por semejante atrevimiento y descaro -¿Cómo se me ocurre irrumpir y entrometerme donde tengo nula jurisdicción?. No obstante, debo ser sincera, sí me permití disminuir, según yo, imperceptiblemente mi paso y volví a voltear cuando me hallé a unos cuantos metros, a esa distancia reglamentaria, osea que ya no se interpreta como intromisión porque, dicen, ya no interfieres en el espacio vital. 

Finalmente llegué a la esquina de Juárez, y ví a un policía (un Pareja) estatal estacionando su motocicleta, no podría decir que sus movimientos fueran acelerados, no obstante, tampoco era "casual" que se bajara precisamente en esa esquina. Sí, mis sospechas fueron confirmadas, iba directo al Señor/Joven de la cara completamente enjabonada. En ese instante, ahora sí me autoricé a fisgonear el "acontecimiento completo".  No retrocedí, pero sí miré todo lo que sucedía, "de lejitos", obviamente no escuchaba pero era evidente que ese Policía se creía con derecho y, supongo. incluso obligación, de entrometerse en ese momento-espacio privado.

 De verdad me pregunto, los abogados me podrían ilustrar, y decirme si existe una Ley, no sé, del "deber ser" en lo público, si está tipificado el delito de usar la Fuente como regadera, pero la verdad no me interesa saber si la hay o no, Sino expresar aquí lo que realmente me comezonea, pues en caso de haberla, quisiera que alguien me ilustrara, me lograra hacer comprender y tal vez convencer ¿Por qué?  ¿Bajo que criterios se sostiene o sostendría, ya en este caso concreto, el susodicho policía, tiene esa necesidad(derecho-obligación) de ir a "controlar" esa situación?

 -Sí Pareja aquí estoy con el 20 pal 40 -¡Afimativo, está haciéndose un 15! - ¡Pero trae puestos los 10! ...

Otra duda que me surge, es ¿cómo llegó a la escena del crimen el "Pareja", lo vió al dar su rol o fue avisado por algún otro, llámese peatón, ciclista, automovilista, vecino "indigando"? Y si fuera el caso, podría alguien explicarme por qué a ese otro le "indigna" o le "ofende"? Mejor dicho, ¿en qué carajos le afecta o que chingaos le importa que un Don se bañe en Su/Nuestra fuente nice? Al igual que varios podrían respingar al respecto, también pretendí legitimar mi intensión intromisiva, bajo pretexto de La/su salud. Sí, en un principio me cuestioné si el agua de la fuente no le causaría alguna infección o alguna irritación o malestar, pero inmediatamente "paré mi carro", ya que ese no era un problema de mi incumbencia, definitivamente tengo cero derecho a opinar y mucho menos a proponer una solución a un "asunto" que para ese sujeto, no sólo no parecía causar inconveniente alguno, sino que además nadie, mucho menos él, había pedido mi opinión cuando pasé, (el Señor jamás me miró, ni siquiera se inmutó con mi presencia, no había señal alguna de que necesitara de mi ayuda) Además, pese a que nunca pude calcular su edad, lo menos que le debo, nos debemos unos a otros en esta sociedad, es no subestimarnos y/o creer que poseemos la verdad, en el sentido de reformar y reeducar, lo único o mínimo que se puede hacer es, en todo caso, reconocerlo como sujeto con derechos y sobre todo capaz de decidir y asumir las consecuencias de sus actos, así que si se le pegaba una bacteria o un bicho, pues eso tampoco era asunto mío. Además, ¿qué no el simple hecho de "estarse aseando" ya habla por sí mismo: de su capacidad y procuración de autocuidado y dedicación a su autoseguridad en términos de higiene y salud personal?

Si pensáramos los espacios públicos y privados, por ésta vez, como dimensiones que se comparten, que se articulan, que se nutren y no como lugares cerrados y antagónicos, no sé, pienso por ejemplo que para empezar, pudiéramos hacer una analogía entre una Casa(espacio privado) y una Ciudad (espacio público) donde los cafés, restaurantes, bares y plazas abiertas sirvieran para los mismos propósitos que lo hacen la sala, el comedor o las estancias: lugares donde la gente/familia se reúne a conversar a compartir psicoafectividad. Y las regaderas pudieran ser, -como de facto lo fue-, las fuentes a falta de Ríos, que en su momento sirvieron para tales fines (higiene personal). Para, así mismo pensar, ahora, que los espacios tanto públicos como privados no sólo comparten características espaciales concretas, sino también las mismas Leyes que regulan las pluridiversas formas de ocuparlos, es decir, que obedecen a principios que regulan precisamente el modo de comportamiento humano. Y esas leyes a las que hago referencia, son las más básicas y elementales de la armonía social, no son difíciles de descifrar y mucho menos tan arbitrarias o relativas como suele pensarse (públicas o privadas, da lo mismo, sea en tu casa o en tu oficina o en tu calle, lo mínimo que se puede defender, exigir y/o demandar es la Libertad.

Es obvio que tanto en el Bar o Café, como en el Comedor o la Sala, es inadmisible la falta de respeto al otro, osea agredir, verbal o físicamente al otro, pese a que no puedan estar de acuerdo o ser simplemente diferentes, no obstante en tanto Espacio, entiéndase éste como una forma y tiempo que acontencen ahí, cuando unos con otros comparten, miradas, olores, pláticas, paisajes, silencios, ignorarse, interpelarse, etc. Ese Espacio es y pertenece a nadie y a todos porque es de Toda la Sociedad (gente en el espacio público  o  la familia en el comedor)  en ambos todos tienen un derecho fundamental: el derecho a expresarse y "ser", así en su singularidad y diferencia. Claro, siempre y cuando ese "Ser-expresarse" no ataque o atente contra el Ser-expresarse del otro. Entonces vuelvo a preguntarme:  ¿Dónde, en qué momento, de que forma, este Sujeto que se bañaba en su fuente, atentaba o violentaba a su sociedad?

Y por favor, que ni se nos ocurra invocar al "Experto de la Marginación" (La Moral) -¡Es que los niños pudieron haber pasado y mirar sus genitales y Oh oh que horror pobre niño retrasado mental que tiene cero capacidades y por lo tanto habría perdido su inocencia al presenciar semejante imagen traumática!. Para empezar, si tanto se insiste, ya mencioné que el Hombre traía Boxers puestos y nunca evidenció sus atributos. Además, si de verdad no puedes dejar de apelar a la "inocencia infantil", pues mejor ocupémonos de la pederastia, de la pornografía infantil, del estupro, la violación y demás programas televisivos o videos e información en internet que los niños, esas pobres criaturas del señor, están mirando mientras los padres, tutores y sociedad entera está más preocupada por producir, consumir y perfeccionar su imagen. 

Pero sobre todo, -entiéndase que no me interesa hablar desde la moral-, la pregunta no radica en si ¿debía o no debía comportarse de tal modo? sino en pensar ¿por qué, cómo es que podemos sostener que nosotros tenemos el derecho a juzgar lo que debe o no debe hacer un Sujeto en SU fuente pública? ¿Cómo es que infringe una Ley si no violenta a nadie, salvo tal vez a sí mismo al pescar una infección? No agrede visualmente y mucho menos verbal o físicamente a su prójimo. Por el contrario, si fuésemos aún más persecutorios, utilizando la misma lógica, él sería el sujeto violentado pues se le niega un derecho fundamental, hacer,      -acatando la Ley, osea cubriéndose los genitales y no agrediendo a nadie-, a procurarse salud e higiene personal. Preguntémonos ¿por qué tanto temor, traducido en no sólo marginación y exclusión, sino repudio y aniquilación al comportamiento extraordinario, a la conducta atípica, a la conducta "no sometida por completo" a la caprichosa moralina ley?

Definitivamente no me sorprende que se haya aprobado la Ley que prohíbe fumar en cualquier lugar de tu casota (espacio público), me parece que vivimos tiempos trágicos, donde se confunde lo que es y para qué está el gobierno, pues de lo poco que me queda claro en esta vida es que eso que llamamos Libertad, no obstante atada/sujetada a La Ley, -más no al control y al capricho del Poder-, la Libertad en esta vida en sociedad, no es el enigma ni lo más complejo de discernir, mucho menos es tan relativo, ya que en palabras muy sencillas: La Libertad es eso de lo que gozamos todos y cada uno para, ya que no se tiene tanta posibilidad,  al menos sí contemos con el derecho elemental a escoger si uno se baña en una regadera privada o en su fuente pública, así como a decidir si se muere de estres y ansiedad trabajando y produciendo o fumando tabaco.

¿Que en qué acabó el encuentro Bañista-Pareja? En lo obvio: Mientras el sujeto se enjuagaba, sin mostrar gran urgencia, el otro radiaba, -¡Pareja! ¡Pareja! ¿Me copias? -¡No, no es necesario, el 30 se muestra cooperativo! -¡Sí, repito, estaba haciéndose un 15 pero traía los 10! -¡Tengo todo bajo 22!. Finalmente, ahora sí con cierta aceleración, me gustaría pensar que fue porque comenzó a ventear, es decir, más por el frío que por participar de una ley que no le interesa (La de los que se sienten indignados y ofendidos por su conducta), este hombre tomó su bolsita (podría jurar que era de medio kilo), de jabón Roma, exprimió sus boxers con casi nulo resultado y se montó el pantalón.

1 comentario:

  1. Que dominio por parte del 30 para andar en la línea de lo público y privado. Supongo que se debe a la costumbre de vivir más en el primero y los traía bien medidos. No sé..habría que preguntarle cuantas veces le llamaron la atención por hacerse un 15 con o sin 10.

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